La educación actual se encuentra en una corriente inclusiva, que hace que los centros se muevan de manera coherente con los cambios que se producen en nuestra sociedad del momento (Gallego, 2002) y por ello, debemos dotar de estrategias a la comunidad educativa y, en concreto, al alumnado, para que puedan dar respuesta a las nuevas necesidades y exigencias que aparecen.
Los sistemas de apoyo, tal y como se están desarrollando en los centros educativos, ha quedado demostrado que son insuficientes para responder a la diversidad y a la nueva corriente inclusiva. Se trata de un apoyo individualizado que se desarrolla en espacios diferenciados y categóricos lo que conlleva a hablar de segmentación y diferenciación de los alumnos para dar respuesta a sus necesidades. Se trata de desarrollar un apoyo mucho más amplio y sistémico, tratándose de una propuesta más coherente con la perspectiva de la educación inclusiva que se ha presentado. Por tanto, con la falta de este apoyo comunitario, no es de extrañar que los agentes educativos no se sienten apoyados frente a una demanda de gran calado e implicación, lo que acabará por conseguir una falta de competencia y motivación para hacer frente a esa demanda (Ainscow, 1998; Echeita et ál., 2009; Gallego, 2011, Escudero y Martínez, 2011; Sandoval, Simón, Echeita, 2012).
Se utilizará como estrategia de apoyo comunitario el asesoramiento entre iguales basado en el respeto mutuo y la cooperación de los participantes (Cowie y Fernández, 2006).
Como respuesta a esta situación, se presenta una experiencia inclusiva basada en los grupos de autoayuda (Cabanas y Chacón, 2003). Son los Grupos de Apoyo Mutuo (GAM) que establecen en los centros estructuras colaborativas, alejados de la perspectiva de asesoramiento experto para resolver y encauzar problemas (Parrilla y Daniels, 1998, Parrilla y Gallego, 1998; Gallego, 2002; 2013; García, Gallego y Cotrina, 2014). En esta estrategia, la comunicación juega un papel fundamental para el apoyo y la resolución colaborativa de un problema (Cebreiro, 2006).
Los alumnos en los GAM son protagonistas de iniciativas para mejorar las prácticas educativas, haciendo escuchar y empoderando su voz a través de la participación educativa (Susinos, 2009; Nieto y Portela, 2007).
Para actuar inmersos en esta cultura colaborativa se debe formar tanto al profesorado como al alumnado para que puedan trabajar según la norma de la escuela inclusiva. Esta formación está basada en las pautas que trabajen una colaboración entre los diferentes agentes educativos para poder flexibilizar los procesos y crear redes de intercambio de experiencias y conocimientos (González-Gil, Martín-Pastor, Flores, Jenaro, Poy y Gómez-Vela, 2013).
Así de esta manera, alejados del modelo experto del asesoramiento, la creación, formación y desarrollo del Grupos de Ayuda Mutua (GAM) entre estudiantes para la mejora escolar y social, posibilita generar nuevos puntos de vista, alternativas y soluciones contextualizadas a la vez que creativas, donde los alumnos serán los que compartan sus problemáticas con el GAM (tres de sus propios compañeros) y busquen soluciones en equipo. El estímulo y reconocimiento que se deriva de la participación de cada miembro en el GAM, fomenta la adquisición de competencias interpersonales.
Este proyecto recoge el desarrollo de dos líneas de actuación. Una de ellas es la línea de ayuda para dar respuesta a las necesidades que aparecen en un contexto escolar; y la segunda línea, es aquella relacionada con promover procesos de mejora en las escuelas partiendo de sus propios recursos. Se puede sintetizar estas líneas de actuación en la consecución del propósito: mejorar el contexto social y educativo de los centros participantes a través de la creación, formación y desarrollo de Grupos de Ayuda Mutua entre los estudiantes.
De acuerdo con el marco anterior, este proyecto se inscribe en una metodología cualitativa de corte etnográfica-participativa. Para ello, se utiliza el estudio de caso como estrategia para desarrollar la investigación, ya que, se basa en la descripción y trasformación de realidades concretas. En esta investigación, no solo interesa poder desvelar un nuevo conocimiento, se pretende transformar la realidad educativa en pro de una mejora escolar inclusiva. La muestra de este estudio, dado la complejidad que entraña el desarrollo del proyecto en los centros y el seguimiento continuado en su puesta en práctica, es de cuatro estudios de caso en la provincia de Sevilla.
Las fases de las que consta el diseño de la investigación recoge todos los momentos para la puesta en marcha, formación y desarrollo del GAM, desde una revisión de literatura (fase 1), su entrada al centro (Fase 2), desarrollo del seminario formativo donde se realiza la evaluación de necesidades relacionadas con los objetivos marcados en esta investigación (Fase 3); desarrollo de los grupos de apoyo mutuo y seguimiento del proyecto (Fase 4); hasta el análisis de los datos obtenidos (fase 6) y de manera transversal, la evaluación del proyecto (Fase 6). A lo largo de todo el proceso, y especialmente en el desarrollo del GAM, se llevará a cabo el seguimiento y asesoramiento a los participantes del proyecto. Finalizando con el análisis de datos obtenidos y la evaluación del proyecto.
En la fase 3 del proyecto se desarrolla la formación de los grupos de apoyo mutuo para ello, se realiza un plan de formación. Este plan de formación se caracteriza por ser flexible y abierto. De hecho, en cada centro participante (CEIP Europa, IES Prof.Carrillo Salcedo, CDP Calderón de la Barca y CEIP Huerta de la Princesa) se desarrolla el programa con distintas adaptaciones en función de las características de los alumnos y el tiempo disponible. La fuente principal utilizada para la propuesta de actividades fueron recogidas por las aportaciones de Torrego (2013) para la formación de alumnos ayudantes. En el CDP Calderón de la Barca el programa formativo tuvo grandes variaciones en cuanto a las actividades, se formó con la finalidad de ayudar a los alumnos participantes en el tránsito de final de la etapa de la educación Secundaria obligatoria.
En este proyecto se presenta los resultados de los cuatro estudios de caso. Cada uno tiene un carácter singular, por ello, el desarrollo y la implantación de la estrategia es diferente en los centros. Se muestran dos estudios de caso que desarrollan todas las fases del proyecto: desde la entrada al centro, origen y sentido del proyecto en el centro, seminario formativo, puesta en marcha del proyecto y evaluación del mismo. Un estudio de caso se encuentra en desarrollo y otro que abandonó el proyecto tras la formación de los alumnos. Además, se realiza un estudio transversal de los cuatro estudios de caso. Este análisis transversal compara y enfrenta los resultados de los diferentes centros a lo largo de su desarrollo para establecer aspectos comunes o divergentes entre los centros participantes.
Este trabajo muestra como los recursos humanos de los centros son piezas clave para poder realizar cambios institucionales. Se necesita un equipo directivo que apoye la cultura inclusiva en los centros. A su vez, el motor de cambio será el claustro junto con la participación y el apoyo de las familias.
La preocupación por el clima de convivencia es un factor común en los centros, además con la implantación de los GAM se reconoce que los conflictos que se generan en los centros se resuelven mejor con la ayuda de los iguales. Es por ello, que la colaboración debe ser una herramienta fundamental en la metodología de trabajo de los GAM.
Los alumnos participantes en el GAM han adquirido actitudes y conductas colaborativas como aprender a "escuchar" a los demás y a abordar y analizar los problemas en situaciones de igualdad aprendiendo "de" y "con" los demás compañeros. El alumnado participante estrecha relaciones personales con los compañeros que acuden al GAM y los participantes. Por tanto, la formación de los GAM debe ir vinculada directamente con los aspectos prácticos que se desarrollan durante las sesiones de apoyo.
Por último cabe señalar que los grupos de apoyo mutuo proporcionan una visión compartida de los problemas abriendo vías para iniciar diálogos en la escuelas que empoderen los propios recursos de los alumnos. Como consecuencia, mejorar el ambiente y clima de los centros.
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