Desde la fundación CNSE, hemos podido comprobar cómo niños y adultos sordos han comenzado a adentrarse en el mundo de los libros y a participar plenamente de este bien cultural gracias a la traducción a la lengua de signos de cuentos, poemas y distintas obras de nuestra narrativa. Asimismo, la puesta en marcha de actividades de fomento de la lectura tanto en el entorno familiar, como en centros educativos, bibliotecas y asociaciones ha hecho posible que las personas sordas se beneficien de programas e iniciativas acordes a su realidad y comiencen a disfrutar de sus momentos de lectura.

En esta misma línea, la publicación de La percepción de las personas sordas sobre la lectura: una mirada a la adolescencia, nos ha permitido profundizar en las prácticas y preferencias lectoras de los adolescentes sordos, y de este modo, dotar de un marco de referencia científico a aquellos agentes que forman parte activa del proceso lector.