Análisis de las competencias de los profesionales

• Autores: Carlos Marcelo García, Carmen Yot Domínguez
• Localización: Formación para el trabajo en tiempos de crisis: Balance y prospectiva / coord. por Carmen Ruiz Bueno; Antonio Navío Gámez (aut.), Manuel Fandos Garrido (aut.), Patricia Olmos Rueda (aut.), 2013, ISBN 978-84-695-9325-7, págs. 307-316
• Idioma: español
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• Resumen

  • Introducción. El e-learning se ha consolidado como una opción de formación viable y de calidad. Con el término e-learning denominamos a aquella modalidad formativa que se desarrolla haciendo uso de los recursos electrónicos a través de redes y tecnologías de información y comunicación. De esta forma las personas pueden tener acceso a la formación desde cualquier parte y a cualquier hora. Éste es uno de los muchos beneficios del e-learning. También se ha señalado como ventaja que el e-learning es, en relación a los costes, el modo más económico de formación. Existe la creencia de que el e-learning permite ahorrar tiempo y dinero. Caemos, con ello, en la trampa de los costes (Reinmann, 2006) porque si bien son suprimidos los costes de traslados o viajes, representativos de otras modalidades de formación, aparecen otros a los que hay que hacer frente (Shank, 2011): personal (diseñadores instruccionales, diseñadores gráficos, programadores, etc.), herramientas (tales como, los programas de autoría) e infraestructura (servidores, ancho de banda, etc.). Son muchos los investigadores que se han preocupado por definir el proceso de desarrollo del e-learning (Cukusic, Afirevic et al., 2010; Clark & Mayer, 2011). Khan & Joshi (2006) analizaron las fases por las que atraviesa el proceso global de desarrollo de un proyecto de e-learning en términos de las personas participantes en cada una de ellas. También son numerosos los estudios en los que se han analizado las competencias que deben tener todas estas personas involucradas (Coulon, Battezzati et al., 2004; Julien, 2005; Atwere, Dennis et al., 2007). Marcelo (2006) identificó los siguientes perfiles profesionales y para cada uno de ellos estableció cuáles eran las competencias que debían tener: experto en contenido, experto metodólogo, diseñador de medios, diseñador web, administrador de la plataforma, profesor/ tutor, coordinador y gestor. De todos los posibles perfiles profesionales, el gerente de proyectos, el diseñador instruccional y el tutor han sido los más analizados de forma independiente. (...).