Cádiz, España
El cerebro aprende haciendo, emocionándose y en interacción con otras personas. En una era donde no solo se hace natural el uso de las tecnologías de la información y la comunicación (TIC) en diferentes ámbitos de la vida, el COVID-19 lo ha hecho indispensable. En estos momentos las competencias digitales son nombradas continuamente y es el momento de llevar a la práctica todas aquellas que tanto docente como alumnado han construido a lo largo de su trayectoria académica. Tanto los principios pedagógicos de la educación infantil (García Aretio, 2016; Requena y Sainz, 2009), como la convención de los derechos del niño nos explicitan la necesidad de experimentación por parte del alumnado infantil y el acercamiento a su realidad. Esto no significa trabajar las TIC desde un objeto estanco, significa que las TIC aparecerán como juego, como participación y como acceso del alumnado al currículo, ofreciendo nuevas oportunidades para atender a cada persona. Existe una necesidad inminente de trabajar con TIC desde los inicios educativos; sin embargo, no todas sus formas ayudaran al alumnado a crecer.
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