Cádiz, España
Eliminar las barreras culturales y didácticas de la participación equitativa del alumnado es uno de los retos fundamentales para el avance de la escuela inclusiva. No es frecuente pensar en la evaluación como un elemento inclusivo, a pesar de su influencia decisiva en todo el proceso de enseñanza-aprendizaje. Hablar de evaluación desde una perspectiva tradicional parece evocar inevitablemente al examen, la calificación y el rendimiento del alumnado. No obstante, la lógica del aprendizaje activo y vivencial como vía de construcción del conocimiento se puede aplicar igualmente al ámbito evaluativo. En este trabajo se realiza una propuesta teórico-práctica enmarcada en la evaluación compartida entendida como un proceso dialógico realizado de manera conjunta entre docente y estudiantes en la que la responsabilidad es compartida, en la que es imprescindible el intercambio y la interacción entre participantes y en la que se intenta llegar a un consenso sobre las valoraciones. De manera concreta, se abordan las distintas fases de aplicación de este enfoque favorecedor del aprendizaje, de la diversidad y del entendimiento mutuo dentro de las escuelas inclusivas, centrado en la implicación activa del alumnado en los procesos de evaluación y la retroalimentación como componente esencial de la evaluación formativa.
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