A partir de la interrogante de Alan Turing sobre si las máquinas podían pensar, comenzaron a surgir un conjunto de dispositivos y aplicaciones que tenían ese propósito, tal como fue la computadora “Deep Blue” de IBM, que en 1997 venció al campeón mundial de ajedrez Garry Kasparov, y que encuadraba en lo que John McCarthy denominó como "inteligencia artificial". Desde ese momento hemos visto un crecimiento exponencial de aplicaciones basadas en inteligencia artificial, las cuales se han hecho presente en todos los ámbitos sociales, incluyendo la escuela, pero, ¿cómo utilizan y perciben, tanto los estudiantes como los docentes a la IA: cómo un instrumento para apoyar el desarrollo de sus asignaciones o la planificación de la clase o un ente que está asumiendo dichas responsabilidades? Investigar sobre estos aspectos lleva a considerar constructos como la razón y la autonomía de la IA para determinar si es tomada como un objeto o como un sujeto. Respecto a la métódica, esta investigación fue de tipo documental, y consistió en la identificación de los elementos filosóficos que sustentan el estudio, relacionados con la razón y la autonomía respecto a la IA. Los resultados indican que los constructos autonomía y razón, tienen sus bases en las categorías filosóficas (aristotélicas o kantianas), y constituyen el referente esencial para determinar si la IA se comporta como un asistente de las responsabilidades académicas o es un sustituto de la persona
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