La raciolingüística inscribe sus objetos de análisis más allá del biocentrismo racial que dio paso al racismo lingüístico, interrogándose cómo los sujetos racializados articulan sus propias condiciones de enunciabilidad y escuchabilidad en el actual contexto de las Américas. La raciolingüística nos informa cómo a través del lenguaje tienen lugar diversos procesos de opresión a través de un sistema de contraposición del ser. Nos informa, además, acerca de la intersección política entre raza y lenguaje, reconociendo que, ambos procesos se construyen mutuamente. El trabajo concluye, observando que, gran parte de las opresiones que experimentan la multiplicidad de formas de lo humano, no son otras que, las introducidas, en buena parte, por la episteme moderna y por la fórmula ontológica legada por el humanismo clásico. De ello se desprenden diversas clases de opresiones que operan de forma contingente sobre su naturaleza humana. Esta preocupación cubre buena parte del empobrecimiento existencial que atraviesa a múltiples colectivos que habitan en el Sur Global. Una de las consecuencias onto-políticas del conector mundial denominado ‘colonialidad’ es, la división de un mundo, constituido por especies diferentes, las que, son clasificadas según el grado de relevancia cultural y ontológica que encarnan. La comprensión de las diferencias está regulada por un esquema de modos particularitas de la subjetividad de orden esencialista e individualista, cuya co-especificidad se establece a través de un sistema de subyugación de su naturaleza existencial. Este modo particularista de la subjetividad es el que busca desestabilizar el predicamento anti-humanista.
Raciolinguistics inscribes its objects of analysis beyond the racial biocentrism that gave way to linguistic racism, questioning how racialized subjects articulate their own conditions of enunciation and listenability in the current context of the Americas. Raciolinguistics informs us how through language various processes of oppression take place through a system of contrast of being. It also informs us about the political intersection between race and language, recognizing that both processes are mutually constructed. The work concludes by observing that a large part of the oppressions experienced by the multiplicity of forms of the human are none other than those introduced, in large part, by the modern episteme and by the ontological formula bequeathed by classical humanism. From this arise various kinds of oppressions that operate contingently on their human nature. This concern covers a good part of the existential impoverishment that affects multiple groups that live in the Global South. One of the onto-political consequences of the world connector called 'coloniality' is the division of a world, made up of different species, which are classified according to the degree of cultural and ontological relevance that they embody. The understanding of differences is regulated by a scheme of particular modes of subjectivity of an essentialist and individualist order, whose co-specificity is established through a system of subjugation of its existential nature. This particularistic mode of subjectivity is what seeks to destabilize the anti-humanist predicament.
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