City of Albany, Estados Unidos
La conducta específica de un individuo surge de las contribuciones ortogonales de los factores genéticos y experienciales. En otras palabras, cualquier conducta específica de un individuo se debe en un 100 por 100 a la herencia y en un 100 por 100 también al ambiente. De esta forma, no existen conductas (es decir, ensayos) que sean determinadas puramente por los genes ni conductas que lo sean exclusivamente por la experiencia. Sin embargo, la varianza de una conducta específica entre los individuos de una población determinada puede ser repartida en fuentes distintas de varianza que surgen de las diferencias entre lo heredado y lo adquirido por la experiencia. Erróneamente, a menudo nos referimos a la conducta como determinada genéticamente cuando la varianza conductual debida a la experiencia es muy pequeña (por ejemplo, los patrones de conducta motora cuando tosemos), y nos referimos igualmente a la conducta ambientalmente determinada cuando la varianza conductual debida a la experiencia es relativamente grande (por ejemplo, solucionar problemas de álgebra). En este capítulo, se discute el origen de las predisposiciones hacia algunas conductas y estrategias cognitivas específicas adquiridas.
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