Alicante, España
La demonización de los anglicismos, particularmente por lingüistas y lexicógrafos, ha creado un amplio abanico de actitudes en lo que se refiere a su uso y a ciertas marcas diastráticas o diafásicas, lo quesugiere una relación entre la comunidad lingüística y las actitudes del hablante. Este estudio tiene como objetivo principal el análisis de las actitudes de una de esas comunidades lingüísticas, la del estudianteuniversitario, hacia la adaptación grafémica de los anglicismos. Es precisamente el estudiante universitario el reflejo de la concreción de la modernidad, y sus cambios referenciales, y de la universidadcomo institución académica, y sus normas tradicionales de expresión escrita. Esta dicotomía es mucho más palpable en el uso del lenguaje anglicado, por ser éste precisamente el reflejo de dicho proceso decambios. La falta de normalización en esta cuestión repercute en las carencias educativas, sobretodo durante los procesos de tutorización y orientación en la escritura académica, particularmente por undesconocimiento de los patrones actitudinales del alumnado hacia la ortografía anglicada. Los anglicismos, como consecuencia de la sociedad globalizada, han estado muy presentes en las frases argóticas y coloquiales de los jóvenes, y su uso arraigado en el lenguaje es particularmente visible en la gradación de su adaptación ortográfica. Para un mejor estudio de la tipología de actitudes, nos hemos propuesto la realización de encuestas, ya que las mismas permitirían agrupar y cuantificar los datos obtenidos, segúnlas características del encuestado (rasgos socioeconómicos, familiares y académicos), y su percepción individualizada de varios ejemplos de palabras anglicadas, y su posible ‘corrección’. De esta manera, podríamos encontrar que el grado de aceptación podría verse afectado por el nivel de inglés del hablante, edad, carrera, o quizás, el sexo. Por esta razón, y teniendo en cuenta que para realizar un estudio actitudinal es necesario abarcar los ámbitos académico y personal, hemos dividido la encuesta en tres partes troncales: (1) características del hablante (formación académica, carrera, sexo, nivel acreditado de inglés, etc.); (2) categorización de enunciados que contienen palabras anglicadas (adaptadas o no) y siete criterios de clasificación (lo he leído, no lo he leído, está mal escrito, está bien escrito, lo escribo frecuentemente, lo escribo poco, nunca lo he escrito); (3) identificación de algunas marcas tipográficas (cursiva,comillas, etc.), y su grado de aceptación. Una vez que los datos hayan sido procesados, las encuestas podrían proporcionar datos relevantes sobre la naturaleza del hablante, y determinar de cierto modo los factores que influyen en la acomodación grafémica de los anglicismos, para así encontrar los puntos de encuentro que caracterizarían al hablante universitario español. Esta investigación permitirá aportar más información sobre la diversidad de actitudes lingüísticas en el estudiante de educación superior, y su importancia radica en la adecuación de futuros materiales académicos, y en la normalización de los estilos de escritura, sobretodo los relacionados con trabajos de investigación y publicaciones científicas.El profesor o instructor universitario podría contar con una herramienta más que le permitiría conocer el nivel de aceptación de la escritura anglicada, y crear los mecanismos oportunos, no necesariamente para la corrección de las actitudes, pero quizás para orientar y tutorizar al estudiante universitario en la producción e interpretación de textos académicos.
The demonization of anglicisms, particularly by linguists and lexicographers, has led to a wide scope of attitudes as far as use and diastratic/diaphasic marks are concerned, which suggests a tight linkbetween a speech community and speakers’ attitudes. The present study is aimed at exploring the attitudes of one of these speech communities, university studentship, towards the graphemic adaptation of anglicisms. A university student is precisely a reflection of the merged realization of modern times, and their referential changes, and the university as an emblem of academic institutions, and its traditional and standardized rules of text production. This dichotomy is even more palpable when it comes down to the use of anglicized language as it is in fact the discernible side of this switching process. The lack of a standardization system has an impact on educative deficiencies, especially during the processes of tutor guidance and orientation owing to an unawareness of the actual students’ attitudes towards anglicized graphemes. Anglicisms, as a result of a globalized society, have been easy to spot in the slangy and colloquial language of youngsters, and its deep-rooted use in thelanguage is particularly significant as to the various levels of spelling adaptation. For a more accurate typology of linguistic attitudes, we have decided to carry out a questionnaire-based study, whichmight help us collect and quantify the data, according to the respondent’s profile (socioeconomic, family, and academic traits), and their individualized perception of anglicized spelling, and theirpossible ‘correction’. Therefore, and taking into account that both personal and professional scopes are necessary for an attitudinal study, the questionnaire has been divided into three major parts: (1)poll-taker’s characteristics (academic formation, university degree, accredited level of English, sex, etc.); (2) categorization of utterances containing English-induced spelling (adapted or not) and sevenclassification criteria (I have read it, I have not read it, its spelling is incorrect, its spelling is correct, I write it frequently, I hardly ever write it, I have never written it); (3) identification of typographicalmarks (italics, underlining, inverted commas, etc.), and their degree of acceptance. Once these data have been processed, questionnaires could provide us with relevant evidence on speaker’s nature,and determine somehow the factors that are highly influential on the graphemic accommodation of anglicized loanwords, leading to a compilation of the similar features Spanish university studentsare characterized by. This research would allow us to have a better understanding of the diversity of linguistic attitudes in higher-education students, and its importance relies on the adequacy of upcoming academic materials, and the standardization of writing styles, above all in publications and research works. University lecturers or professors could count on a tool enabling them to distinguish the level of acceptance of anglicized spelling, and then to create teaching mechanisms, not necessarily to correct those deep-rooted attitudes, but rather to supervise and guide university students in the production and elucidation of academic texts.
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