El contacto del pintor Gregorio Prieto (Valdepeñas, Ciudad Real, 1897-1992) con los Dominicos de Oxford a principio de los años cuarenta del siglo XX, supondría una importante experiencia estética y personal para entender el ulterior devenir artístico del creador manchego. A partir de esta relación, surgiría una importante serie dibujística dedicada a aquellos frailes, así como la singular vinculación espiritual que Gregorio Prieto mantendría desde entonces con la Orden de Santo Domingo.
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