El autor comienza por trazar una línea vertebradora del Venerable Fr. Luis de Granada desde la alborada de su existencia, como hombre, cristiano, dominico, predicador y escritor, en las circunstancias de aquella época. Recoge algunos documentos fehacientes de su copiosa labor literaria, fruto de su trabajo, garantía de su vitalidad humana y de su espiritualidad curtida en la oración. Esto permite o impulsa al P. Granada a traducir para el “cristiano lector” obras de envergadura ascético-mística. Sin embargo, el autor quiere ver en la Guía definitiva (1567) un carmen literario granadino con diversos arriates, cuadros y macizos trasplantados por Fr. Luis del latín bíblico, patrístico y clásico. La fuente que riega ese jardín es la Sgda. Escritura. Ante la abundancia de citas bíblicas, es un deber de perspectiva reducir la visión y fijar el punto de mira achicando el cuadro. Analiza brevemente la finalidad, parenética, de la Guía, y las pautas de traducción del P.
Granada, para recoger algunas frases del texto definitivo, según los diversos aspectos en que los presenta Fr. Luis. En la trayectoria recorrida, se descubre la dignidad y nobleza de una experiencia literaria de Fr. Luis de Granada, desconocida, sin cuyo nervio clásico no tendríamos hoy obras de inmejorable estilo, adecuadas al servicio espiritual del cristiano y válidas para cualquier hombre.
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