La explotación de la dehesa hasta nuestros días se ha llevado a cabo mediante un aprovechamiento conjunto de la agricultura y la ganadería. El uso alternativo de las tierras para labor y para pastizales ha sido y es una pauta de actuación común en estas explotaciones. Debido a condicionantes climáticos y edáficos, la dehesa es apta fundamentalmente para la producción de recursos pastables y no para la producción de granos y cultivos. Tal es así, que las acciones antropógenas deben ir encaminadas a regenerar el suelo y el vuelo en estos sistemas. La oferta de recursos pastables tiene amplias variaciones, tanto intraanuales como interanuales, lo que hace necesario la suplementación energética en determinados períodos con recursos propios o ajenos al sistema. Estos aspectos condicionan en gran medida los sistemas productivos que pudieran darse y la adecuación y grado de dependencia de la ganadería doméstica hacia los recursos del medio.
Los sistemas adehesados incluidos en el presente trabajo aportan más del 50% de los recursos alimenticios que necesita la ganadería doméstica, bien en forma de recursos de pastoreo o de suplementación, siendo este índice en el ovino muy superior al de otras especies ganaderas.
Dicho índice depende de la mayor o menor producción anual de los recursos propios y de la carga ganadera establecida.
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