Leioa, España
Durante siglos, los ingredientes tradicionales de la alimentación en el País Vasco fueron el mijo, las castañas, la berza, las habas, las lentejas, el pescado y los mariscos y modestas cantidades de carne de cerdo y de ganado vacuno, sobre todo, además de frutas como manzanas, peras y uvas. Más tarde, la patata desplazó a las castañas, el maíz al mijo y las alubias a las habas, además de incorporar tomates y pimientos al repertorio de hortalizas. El cacao también encontró una gran aceptación a partir del siglo XVIII, y el consumo de sidra, especialmente entre los marinos, desempeñó un papel muy importante en la prevención del escorbuto.
Durante el siglo XIX, el auge de la industrialización conllevó importantes transformaciones sociales, y también en la alimentación. Los grandes viajeros románticos y sus relatos contribuyeron a la difusión de usos y costumbres, entre otros, los relacionados con las preparaciones culinarias y los hábitos alimentarios. Poco más tarde, el creciente interés por los baños termales atrajo también hacia el País Vasco viajeros procedentes de Francia, Alemania, Italia o Gran Bretaña, acompañados en ocasiones por sus cocineros y sirvientes que acercaron prácticas culinarias de sus lugares de origen a las cocinas y restaurantes vascos.
A partir de 1977, e inspirada en la denominada nouvelle cuisine, emerge la nueva cocina vasca de la mano de grandes cocineros como Juan Marí Arzak y Pedro Subijana, que pronto aglutinarán a un nutrido grupo de profesionales que han llevado a la actual cocina vasca a la excelencia reconocida internacionalmente. Las nuevas tendencias y restaurantes con estrellas o soles conviven con el culto a las tradiciones y a formas específicas de convivialidad en torno al alimento: txokos y sociedades gastronómicas; pintxos y pintxopote; sidrerías y tabernas de nuestra tierra verde.
For centuries the traditional ingredients of food patterns in Basque Country were millet, chestnuts, cabbage, beans, lentils, fish, pork and beef especially, as well as a variety of fruits such as apples, pears and grapes. Later, the potato replaced chestnuts, corn replaced millet and beans replaced broad beans. In addition, tomatoes and peppers added to the vegetable repertoire. Cocoa also found great acceptance from the eighteenth century and the consumption of cider, especially among seamen, played a very important role in the prevention of scurvy.
During the nineteenth century, the rise of industrialization led to important social changes and in food habits. The great romantic travelers and their stories contributed to the diffusion of uses and customs, among others, those related to culinary preparations and eating habits. Later, the growing interest in thermal baths also attracted visitors from France, Germany, Italy or Great Britain to the Basque Country, sometimes accompanied by their chefs and servants, who brought with them their own culinary practices to the Basque kitchens and restaurants.
From 1977 and inspired by the Nouvelle cuisine, the new Basque cuisine emerged led by great chefs such as Juan Marí Arzak and Pedro Subijana, who soon brought together a large group that has led the current Basque cuisine to internationally recognized excellence. The new tendencies coexist with the cult to traditions and to specific forms of conviviality around the food: txokos and gastronomic societies; pintxos, pintxopote and cider houses.
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