No todas las personas tienen el mismo desarrollo de las capacidades y en consecuencia varían las potencialidades con las que cada una puede enfrentar las exigencias de una tarea. Al elegir los jóvenes una profesión deben tener en cuenta no solo las capacidades personales sino también la motivación hacia la profesión, porque tanto lo cognitivo como lo afectivo, se ponen de manifiesto en la personalidad del estudiante, de manera íntegra, como un todo.
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