¿Puede la escuela enfrentarse a los desafíos que le plantea la sociedad del siglo XXI? ¿Puede educar para la democracia y formar ciudadanos éticos, cívicos y democráticos? ¿Puede la sostenibilidad ser su principio rector? La escuela y sus docentes deben adaptarse a estas demandas y la formación de estos últimos se precisa necesaria. Solo maestros éticos, con valores morales acordes a la dignidad de la persona y capaces de enseñar y hacer aprender pueden afrontar este desafío. Solo una escuela que enseña para la vida puede erradicar las diferencias sociales y perseguir un mundo más justo y humano.
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