Desde tiempos ancestrales, el ejercicio intelectual estuvo vinculado de forma natural a la práctica de la actividad, si no deportiva, al menos física. Pensar induce a discurrir y discurrir favorece pensar. Ese ejercicio físico que cuida y cultiva la salud de nuestro cuerpo, gentil continente de nuestros pensamientos y sentimientos, se halla a sus anchas cuando puede realizarse en un entorno que favorezca un cierto aislamiento de los ruidos del mundo y, además, un contacto íntimo con la naturaleza. Esta situación ideal es la que se da en el Campus de la Universidad de Alicante, espacio para la vida de la comunidad universitaria y, por tanto, para el ejercicio físico y mental. El presente trabajo aborda un análisis del contorno del mismo para poder correrlo y recorrerlo en su perímetro sin trabas a la accesibilidad y a la igualdad. De manera que un anillo peatonal inclusivo sea posible como réplica a la circulación rodada y así poder conquistar la ciudad paseable. Una ciudad, en nuestro caso universitaria, que recupera y completa los espacios públicos de relación y disfrute para el peatón. Las propuestas para su consecución constituyen, además de la posibilidad real de materializarlas, una práctica modélica para nuestro alumnado.
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