En este trabajo se considera a las sectas como un problema de salud pública. Para comprender esta idea es necesario romper con la noción clásica de que su peligrosidad viene dada por su ideología. El problema radica más bien en su organización y en las técnicas que emplean. Vistas desde esta perspectiva son fácilmente abordables por la psicología, ya que ésta posee desarrollos teóricos que nos permiten su estudio.
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