El modelo educativo que preconiza el Estado francés contempla, únicamente, la existencia de dos niveles de concreción curricular. Por un lado, los currículos oficiales; por otro lado, las programaciones en las que el profesorado concreta estos currículos. La Administración educativa decide la cultura básica que hay que transmitir para cada área de la enseñanza y no concede importancia alguna a las características de cada centro y grupo de alumnos. No existe un análisis de necesidades subjetivas de los alumnos que desemboque en una negociación de objetivos, contenidos y procedimientos. En las manifestaciones de algunos profesores de educación secundaria se puede detectar insatisfacción por la prevalencia del español literario en las aulas, tomando en consideración que la mayoría de sus alumnos realiza estudios con una orientación técnica y científica.
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