Cuando hablamos de educación intercultural, estamos pensando en una finalidad o sentido de la educación que conforma la orientación del modelo de intervención educativa. El reto intercultural es pensar en el individuo como ser capaz de entrar y salir de las diversas creaciones culturales sin que ello suponga un atentado a su dignidad y autonomía, y con la posibilidad de realizar �desplazamientos� entre ellas porque su formación y su yo, multifacético, le dotan de competencias para ello.
La educación intercultural es entendida como uso y construcción de experiencia axiológica sobre la identidad y la diferencia, para construirse a uno mismo y reconocerse con el otro en un entorno cultural diverso de interacción, y esta posibilidad de orientación, aunque ha sido enfatizada por las relaciones de migración, no se identifica con ellas, pues un sujeto, en la interacción, puede negar la aceptación y reconocimiento del otro como ser digno e igual sujeto de derechos, en tanto que persona humana en un entorno social, con independencia de su origen.
Desde esta perspectiva, el sentido intercultural de la educación es un problema de educación en valores orientado a la convivencia pacífica y la educación es, cada vez más, el instrumento eficaz de transformación y adaptación del hombre como ciudadano del mundo, pero localizado, que es capaz de solucionar conflictos reales sin convertirlos en debates fundamentalistas de religión y/o identidad, que son los más radicalmente contrarios al interculturalismo.
En este artículo defendemos que la educación interculturales un problema de responsabilidad de formación compartida y derivada de educación en valores que exige cualificar y especificar la convivencia.
When we talk about intercultural education, we are thinking of an aim or sense of education that shapes the orientation of the model of educational intervention.
The cross-cultural challenge is to think of the individual as being able to get in and out of different cultural creations without involving an attack on their dignity and autonomy, and so with the possibility of making "move" between them because their education and his own being, multifaceted, endow him authority to do so.
Intercultural education is understood to use and build on the experience axiological identity and difference, to build and recognize yourself joint the other in a culturally diverse environment interaction, and this possibility of orientation, although it has been emphasized by the relations migration, does not identify with them, becuause a subjectperson, in the interaction, can deny the acceptance and recognition of �the other� as worthy, dignified being, and equal owner-subject of rights, as human being in a social environment, regardless of their origin.
From this perspective, the meaning of intercultural education is an issue of values education aimed at peaceful coexistence and education is increasingly effective instrument of transformation and adaptation of man as a world citizen, but localized, which is able to resolve actual conflicts without turning them into fundamentalist religious and/or identity debates, which are the most radically opposed to interculturalism.
In this article we argue that intercultural education is a question of shared responsbility of formation and so a derived responsability of education in values that requires to qualify and specify the coexistence.
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