Este articulo selecciona determinadas evidencias históricas desde las que trata de resaltar cómo la exclusión del alumnado ha sido, durante siglos, un recurso que ha permitido mantener la calidad del aprendizaje en la etapa Secundaria. A la luz de estos hechos, abre una serie de reflexiones y propone unas vías alternativas ¿basadas en los principios de la educación inclusiva? sobre las que debiera asentarle cualquier nuevo planteamiento de reforma del sistema educativo.
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