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Arquitectura como juego simbólico: aproximaciones a la arquitectura desde el medio ambiente histórico y social

  • Autores: Diego Albornoz Garces
  • Directores de la Tesis: Josep Muntañola i Thornberg (dir. tes.), Eugenio Trías Sagnier (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universitat Politècnica de Catalunya (UPC) ( España ) en 2010
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Alfredo Linares Soler (presid.), Francisco Pedragosa Masgoret (secret.), Jacobo Zabalo Puig (voc.), Diego Carrión (voc.), Fernando Pérez-Borbujo Álvarez (voc.)
  • Materias:
  • Enlaces
    • Tesis en acceso abierto en: TDX
  • Resumen
    • Se parte con la pretensión estudiar la ambigüedad del significado en la arquitectura, y la posibilidad del símbolo como factor constante, como elemento de vinculación entre el objeto, el entorno y el individuo. La intención es hallar respuestas a la siguiente interrogante: ¿Cómo una misma configuración puede tener significados muy distintos cuando se implanta en contextos diferentes, y cómo objetos muy disímiles pueden asociarse con significados idénticos? La pregunta es ambiciosa y para abordarla se decidió empezar investigando la manera en que interactúan los diversos factores para que las experiencias individual y la colectiva se entrelacen, lo que produce una determinada identificación del individuo en el objeto. Se consideró necesario estudiar el múltiple cruce que se provoca en este fenómeno, observándolo como una acción determinada que consiste en la autoconstrucción de un proceso. Dicha acción puede entenderse como un juego que consiste en pasar de una realidad a otra, siguiendo determinadas pautas o reglas (de juego) que son las que se pretende vislumbrar. De aquí el título “Arquitectura como Juego Simbólico”. Para limitarlo, se definió un marco teórico basado en premisas claras. Éstas plantean un punto de partida y una tendencia que otorgue sentido a la investigación, que marque el rumbo de todos los esfuerzos para evitar la dispersión e intentar lograr cierto grado de profundidad en el alcance de las respuestas que buscamos. Estas premisas son Arquitectura, Juego y Símbolo. De ellas surge la hipótesis de una Dimensión Simbólica de la Arquitectura que, a partir de este momento se busca definir y comprobar como componente de la arquitectura y por lo tanto, como un elemento sujeto a valoración. Para estudiar esta “dimensión simbólica de la arquitectura” tendríamos que estudiar “los símbolos”, tarea que por su naturaleza nos sobrepasa, por lo que se limita el estudio a un ejemplo particular: el símbolo del laberinto y, a partir de su nivel metafórico, se trata de ver cómo este arquetipo puede dar claves sobre el proyecto, la construcción y el uso de la arquitectura. Basados en el principio del laberinto, y siempre intentando resolver las interrogantes iniciales, reducimos todas las opciones posibles a una mínima expresión. Dos objetos que sirven de punto de partida para la verificación de los postulados iniciales. Ambos, más allá de ser un simple “ejemplo” son síntesis de muchos otros, son referentes y en cierta forma “modelos”, así tenemos: Laberinto literal. Un primer aspecto al que denominamos así porque se basa en la figuración, la imagen del objeto se identifica con la del laberinto de manera clara y explícita. Es la arquitectura basada en la espiral, los pasadizos sin salida, los caminos intricados que conducen al centro y todo lo que coincide con la definición del laberinto. Para ejemplificarlo elegimos una serie de trabajos de Le’Corbusier basado en la idea del “Crecimiento Ilimitado”. Laberinto metafórico. Por otro lado, es la interpretación de toda la arquitectura como un proceso laberíntico. Para sustentar este enfoque seleccionamos el Partenón, como representante típico de una arquitectura y que ha tenido, entre muchas otras cosas, la suficiente influencia a lo largo de la historia como para poder ejemplificar claramente lo que queremos explicar. La intención es aportar un elemento que sirva de base para nuevos planteamientos y para construir herramientas que permitan una valoración de la arquitectura más allá de lo estrictamente material y concreto, sin dejar de ser científica, que pueda reconocer las componentes, un poco menos evidentes, pero innegables que tiene la arquitectura, componentes que forman parte de la estructura humana y por lo tanto se manifiestan en todo ámbito de su acción. Lo mítico y simbólico son parte del hombre y por lo tanto de la arquitectura. Esta valoración que se experimenta con los objetos de estudio, se plantea en tres niveles: Sentido o nivel estratégico, Geometría-uso o nivel táctico y Soporte o nivel técnico. Luego de lo cual se propone un sistema de valoración, una interpretación y una crítica del mismo. Concluyendo que la arquitectura, utilizando figuras de nuestro mundo (metafóricas, metonímicas, irónicas, etcétera), tiene una capacidad de expresión que, de manera muy parecida a un “tropo”, puede manifestar lo que nos excede y desborda, lo que con razonamientos no alcanzamos a entender, entre otras cosas porque el espacio se vive, se entienda racionalmente o no. Las cualidades que genera la arquitectura permiten una experiencia condicionada, en la que se ha regulado la relación del sujeto con su entorno, dirigiendo esta experiencia en un sentido definido a lo cual hemos llamado “dimensión simbólica” .


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