Los objetivos de esta tesis son describir el ciclo de difusión del cigarrillo industrial en España, examinando las diferencias entre mujeres y hombres y analizar los significados del consumo de tabaco para las mujeres fumadoras. La metodología se basa en un diseño multimétodo, mediante la combinación de estrategias cuantitativas y cualitativas. Por una parte, se realizó un análisis estadístico retrospectivo de las Encuestas Nacionales de Salud (1993-2003) con el propósito de reconstruir las historias personales de consumo de tabaco y a partir de éstas el ciclo de difusión del consumo de cigarrillos en mujeres y en varones. Por otra parte, se llevó a cabo un trabajo de campo de carácter cualitativo aplicando como técnicas de investigación entrevistas en profundidad, grupos de discusión, entrevistas estructuradas, observación participante y análisis de la publicidad de tabaco.
En España, en los últimos cincuenta años, se ha producido un proceso de feminización del consumo de cigarrillos. Esta feminización se manifiesta a nivel cuantitativo, en el incremento de la prevalencia de consumo de tabaco entre las mujeres, incluso superando a la de los hombres entre la población joven y adolescente. A nivel cualitativo, se ha producido una transformación en los significados sociales de la mujer fumadora y del consumo de cigarrillos entre la población femenina. El consumo femenino de tabaco ha pasado de ser un comportamiento impropio, incluso indecente, a un comportamiento normal y compatible con los roles y rutinas de las mujeres, adquiriendo sentidos nuevos y específicos en las biografías y experiencias femeninas. Estos sentidos se refieren fundamentalmente al control del estrés y la ansiedad, el control del peso corporal y la definición de la imagen social como instrumento de exhibición de madurez, de la feminidad y de distinción social. El consumo de cigarrillos adquiere importantes funciones para las mujeres en la interacción social como facilitador de las relaciones sociales y en la interacción sentimental-sexual como herramienta de acercamiento y contacto con el sexo opuesto y metáfora erótica. Además, el consumo de cigarrillos opera como un símbolo de poder y resistencia frente a situaciones asimétricas entre los sexos y de dominación masculina.
La tabaquización de las mujeres conlleva procesos de desigualdad social y de género que se materializan fundamentalmente en sesgos androcéntricos en la definición sanitaria del problema del tabaquismo en su reducción al cáncer de pulmón y la esencialización de la salud de las mujeres fumadoras a lo sexual-reproductivo; la mercantilización por parte de las empresas tabaqueras de modelos de feminidad basados en la delgadez y en la sexualización del cuerpo femenino; la estigmatización social de la mujer fumadora reforzando estereotipos sexistas de malas madres o mujeres neuróticas; y creciente asociación entre consumo de tabaco y desventaja económica y aislamiento social.
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