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Resumen de Baltasar de Zúñiga y la encrucijada de la monarquía hispana (1599-1622)

Rubén González Cuerva

  • Baltasar de Zúñiga (1561-1622) fue, según Quevedo, "hombre de todos tiempos y de su negocio", un estadista experimentado y polifacético cuya biografía depara variadas sorpresas: traductor pionero de Montaigne, amigo de Lipsio, héroe de la Armada Invencible... Pero su importancia histórica reside en reunir uno de los currículos más completos y desconocidos de la España moderna: caballero de embajada en Roma, embajador en Bruselas, París, Praga y Viena, consejero de Estado, presidente del Consejo de Italia y, finalmente, privado de Felipe IV. Su sobrino el Conde Duque ha recibido toda la atención como protagonista de la nueva política emprendida en la década de 1620. Un giro crucial para la historia de la Monarquía hispana, que aceptó el reto de la Guerra de los Treinta Años y de la Guerra de Flandes, que desarrolló una gran ofensiva para conservar su hegemonía sobre Europa.

    Esta encrucijada, sin embargo, fue el reto de una generación anterior a la del Conde Duque, la cual Zúñiga personifica mejor que ningún otro. Estaba dotado de una sólida educación humanista y destacó por su acercamiento al pensamiento tacitista y neoestoico de boga en la época; realizó un completo aprendizaje militar en Portugal, Galicia y el Atlántico, diplomático en Roma y cortesano en la Casa de Felipe II. Su labor diplomática, después de casi dos décadas de servicio, destacó por su larga misión en el Imperio y su familiaridad con las sutiles relaciones establecidas entre las dos ramas de la Casa de Austria. Así, a su regreso en España, fue el más ferviente defensor de la participación en la Guerra de los Treinta Años, con lo que dio el espaldarazo a una política exterior basada en la alianza dinástica de los Habsburgo.

    Sin embargo, no se trató de un gran plan basado en la guerra, sino en un complejo juego de equilibrios diplomáticos. Zúñiga y los demás hombres de estado estaban de acuerdo en que el único frente militar al que no se podía renunciar era el de los Países Bajos; para el resto de Europa, don Baltasar preconizó un orden de paz y equilibrio garantizado por la tutela española.

    Una biografía tan compleja como la de Baltasar de Zúñiga permite una reconstrucción muy pormenorizada de la política exterior española en una de sus fases más decisivas, la horquilla que va de finales del reinado de Felipe II a comienzos del de Felipe IV. Siguiendo la vida de don Baltasar, se puede observar en detalle el funcionamiento del sistema de poder, a través de instituciones como los consejos y las embajadas y de variadas redes de influencia que recorrían toda Europa. Con ello se podrá también responder a qué móviles guiaban el rumbo de la Monarquía católica y qué objetivos se marcaba.


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