INTRODUCCIÓN El deporte es una práctica social que afecta a diversos aspectos de la vida de una persona y que en las últimas décadas empieza a participar en el ámbito científico como una variante significativa de los objetivos generales de la ciencia (Mercé, 2003).
Entre los autores más significativos por sus aportaciones al mundo deportivo podemos destacar la definición de Cagigal (1999) donde expone que el deporte es una «diversión liberal, espontánea, desinteresada, expansión del espíritu y del cuerpo, generalmente en forma de lucha, por medio de ejercicios físicos más o menos sometidos a reglas» destacando el binomio diversión-competición de forma reglada. La práctica deportiva se remonta a los anales de nuestra historia. Toda sociedad ha tenido sus propias actividades físicas (deportes y juegos) que respondían, de una u otra manera, a las necesidades imperantes de una sociedad en constante evolución.
Podríamos dedicar mucho tiempo en debatir acerca de los beneficios que se derivan de la práctica físico-deportiva y que todos somos capaces de enumerar alguno de ellos. Wolfgang Brettschneider (1999) (citado en Cruz, Fernández y González, 2007) ha demostrado científicamente lo beneficioso que puede llegar a ser concluyendo en aspectos como medio canalizador de la agresividad, mayor autoestima y comunicación, mejor rendimiento en los estudios, mayor capacidad para hacer frente al estrés¿ Cualquier tipo de actividad física (deportes, juegos, ejercicio físico...) proporciona a los adolescentes la posibilidad de expresarse, adquirir autoconfianza y desarrollar actitudes de pertenencia a un grupo o colectivo. Todas estas virtudes se oponen a los comunes riesgos actuales derivados del modo de vida sedentario, competición y estresante que nos rodea (Méndez, 2003).
La práctica de actividad física y deportiva está considerada como uno de los hábitos más representativos dentro de los estilos de vida saludables. Desde diversos sectores especializados se destaca el papel que un ejercicio físico adecuado posee en la prevención de la mayoría de las alteraciones producidas por nuestra sociedad marcadamente sedentaria y mecanizada. Los grandes avances en materia de investigación generados a lo largo del último siglo corroboran los efectos fisiológicos beneficiosos de una práctica de actividad física correcta, regular y sistematizada (García, Carrillo, Fernández y Sánchez, 2006; García, Cuevas, Hurtado, Sánchez y Martínez, 2005).
Sin embargo, la actividad física en población adolescente se ve marcada por condicionantes propios de la edad y por otras cuestiones que afectan de manera significativa a dicha etapa de la vida en la que los jóvenes configuran su personalidad adulta entrando en valoración diversas variables psicológicas que afectan a su rendimiento y persistencia en la práctica deportiva. De esta manera, y relacionado con lo anterior, el consumo de drogas en nuestro país ha experimentado un aumento significativo desde principios de la década de los ochenta hasta nuestros días ligado de un considerable incremento de consecuencias negativas sociales, sanitarias y culturales. (Calafat, Juan, Becoña, Fernández, Gil, Palmer, Sureda, Torres, 2000; Baquero, Pastor y Llopis, 2003; Oliva, Parra y Sánchez-Queija, 2007).
Esta problemática ha supuesto una preocupación social y ha conducido a una profunda transformación y adecuación de las estructuras, recursos y programas dirigidos desde la Administración con el objetivo de poder hacer frente a las necesidades planteadas desde diferentes ámbitos como son el de la prevención, especialmente en edades tempranas, el control de la oferta de sustancias adictivas y/o la asistencia sanitaria y social.
De esta manera las drogas constituyen uno de los problemas más importantes con los que se enfrenta la sociedad actual siendo especialmente preocupante cuando el consumo se produce en población infantil y juvenil, no sólo por los problemas inmediatos que puede generar sino también por la consolidación del consumo que conlleva su inicio desde edades tempranas. Distintos estudios señalan que existe un porcentaje relativamente alto de escolares que ha tenido contacto con distintas drogas, sobre todo con alcohol, tabaco y cannabis (Espada, Hidalgo y Méndez, 2000; De Abajo, Márquez y Rodríguez, 2004; Observatorio Español sobre Drogas, 2007; PNSD, 2008) y que éstas pueden servir de acceso al consumo de otras sustancias (Abecía, Arévalo y Masip 1997) conduciendo unas a las otras (Salamó, Gras y Font-Mayolas, 2010).
Sin duda, esta es una situación realmente preocupante si tenemos en cuenta el peso de la adolescencia en la vida de una persona considerándola un período vital en el que tienen lugar los primeros contactos con las sustancias adictivas que pueden derivar en la instauración y consolidación de patrones estables de consumo e, incluso, la aparición temprana de problemas relacionados con la salud, autoconcepto, autoestima y ajuste social que pueden llegar a afectar de manera determinante en la edad adulta. (Kandel, 1980; Kandel y Logan, 1984; Alcalá, Azañas, Moreno y Gálvez, 2002; Magaña, 2003; Gómez-Fraguela, Fernández, Romero y Luengo, 2008). Aunque en la mayoría de los casos los adolescentes recorrerán esta fase novedosa sin mayores complicaciones, otros muchos requerirán en un corto espacio de tiempo algún tipo de asistencia o atención médico-sanitaria de importancia.
En definitiva, muchos son los estudios que relacionan en población adolescente conceptos deportivos mencionados anteriormente como el clima motivacional y su relación con el compromiso deportivo (Torregrosa, Sousa, Viladrich, Villamarín Cruz, 2008) motivación y adhesión a la actividad física y deporte (Armenta y González-Palenzuela, 2004) perspectivas de meta en el contexto deportivo (Castillo, Balaguer y Duda, 2003) motivación del logro en educación física (González-Cutre, Sicilia Camacho y Moreno, 2006), motivación y teoría de la autodeterminación (Moreno, Cervelló y González-Cutre, 2008) e incluso relacionan la motivación con aspectos personales como auto-confianza, ansiedad y estado de ánimo de los adolescentes (Cecchini, González, Carmona y Contreras, 2004). Sin embargo, apenas existen estudios que relacionen de una manera directa el consumo de drogas con variables psicológicas en deportistas adolescentes. Cabe mencionar que el consumo de sustancias se refiere a aquéllas recreativas, y en consonancia con la problemática actual argumentada en este trabajo, diferenciando las destinadas a potenciar las habilidades deportivas en fenómenos como dopaje.
Bajo este marco teórico y vinculado a futbolistas adolescentes federados (fútbol once base) en categorías Cadete y Juvenil de la provincia de Zaragoza (14-19 años), los objetivos del trabajo se centran en analizar la relación entre el consumo de drogas y variables psicológicas deportivas (motivación deportiva, compromiso hacia la práctica deportiva, percepción de éxito, autoconcepto físico deportivo y creencias sobre las causas que llevan al éxito en deporte).
OBJETIVOS E HIPÓTESIS Los objetivos específicos son: 1. Comparar el consumo de sustancias de los futbolistas adolescentes con población de su edad.
2. Examinar la relación entre las diferentes variables psicológicas deportivas.
3. Analizar la influencia de las variables psicológicas deportivas en el consumo de sustancias.
4. Conocer patrones de conducta en relación a consumo y deporte.
5. Valorar la autopercepción deportiva e información proporcionada a los futbolistas en sus clubes de fútbol acerca del consumo de sustancias.
Por otro lado, las hipótesis que se barajan resultan: 1. Los adolescentes que practican fútbol federado poseen tasas de consumo de drogas inferiores al resto de jóvenes de su edad.
2. Las variables psicológicas deportivas influyen en el consumo de drogas de los futbolistas adolescentes.
3. Los adolescentes que practican fútbol federado muestran comportamientos más adaptativos que el resto de jóvenes de su edad.
4. Los clubes de fútbol apenas ofrecen información relativa al consumo de drogas a sus jugadores.
METODOLOGÍA La muestra del estudio quedó compuesta por 512 futbolistas adolescentes federados pertenecientes a diferentes clubes de la provincia de Zaragoza en categorías fútbol once base de Cadete y Juvenil con edades comprendidas entre los 14 y 19 años.
La presente investigación, de acuerdo con Montero y León (2007), consiste en un estudio ex post-facto de carácter prospectivo, y su diseño corresponde al descriptivo simple, ya que busca recoger información contemporánea acerca de cómo se comportan los futbolistas enfatizando las variables de consumo de drogas, por un lado, y las variables psicológicas deportivas (motivación deportiva, compromiso deportivo, percepción de éxito, autoconcepto físico y creencias sobre las causas que llevan al éxito en deporte) por otro.
Entre los instrumentos se encuentran: - Consumo de drogas: Adaptación de la Encuesta Estatal Sobre Uso de Drogas en Enseñanzas Secundarias (ESTUDES) (Plan Nacional Sobre Drogas, 2010).
- Motivación deportiva: Adaptación de Sport Motivation Scale (SMS) (Pelletier et al., 1995).
- Compromiso deportivo: Adaptación de Sport Commitment questionnaire (SCQ) (Scanlan, Simons, Carpenter, Schmidt y Keeler, 1993).
- Autoconcepto físico: Adaptación de Physical-Self Questionnaire (C-PSQ) (Fox y Corbin, 1999).
- Percepción de éxito: Adaptación de Perception Of Success Questionnaire (POSQ) (Roberts, Treasure y Balagué, 1998).
- Creencias sobre las causas que llevan al éxito: Adaptación al entorno deportivo (CCCED) (Duda y Nicholls, 1992) PRINCIPALES CONCLUSIONES 1. El consumo de drogas de los futbolistas adolescentes resulta inferior a los porcentajes en jóvenes de su edad (alcohol, tabaco y cannabis). La práctica del fútbol puede actuar como un factor preventivo.
2. La prevalencia del consumo de drogas se presenta inversamente proporcional al nivel competitivo y posición clasificatoria en las diferentes divisiones.
3. Las variables psicológicas deportivas influyen en el consumo de drogas de los futbolistas adolescentes. De esta manera, la falta de motivación hacia la práctica deportiva, motivaciones intrínsecas y extrínsecas, inversiones personales, creencias de éxito así como la diversión y el compromiso deportivo ejercen una gran influencia en el consumo.
4. Existencia de un patrón de conducta más autodeterminado (44,6%) caracterizado por presentar menores porcentajes de consumo que el resto, unido a comportamientos más adaptativos en prevalencias de motivación intrínseca, baja amotivación, altos niveles de compromiso y diversión hacia la práctica deportiva, autoconfianza y creencias de éxito basadas en la tarea, esfuerzo y motivación.
5. Un menor o inexistente consumo de sustancias se relacionan con percepciones óptimas de rendimiento deportivo de cada futbolista en base a las creencias de su entrenador y compañeros de equipo.
PROSPECTIVAS DE FUTURO 1. Concienciación de la problemática situación actual en referencia al consumo de drogas en población adolescente.
2. Implantación en clubes deportivos de programas preventivos de aprendizaje psicoeducacional impartidos por profesionales.
3. Aplicación de técnicas de intervención psicológicas en el deporte orientadas a comportamientos más autodeterminados optimizando el rendimiento.
4. Fomento de un clima motivacional orientado hacia la tarea y comportamientos adaptativos.
5. Formación de entrenadores y monitores deportivos en materia de prevención de drogadicciones y variables psicológicas deportivas.
6. Importancia del trabajo en red y apoyo de los padres de los deportistas.
7. Implantación de la psicología deportiva en los clubes deportivos.
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