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El desahucio de viviendas y su incidencia sobre el sujeto. Una perspectiva antropológica

  • Autores: Encarnación Contreras Jiménez
  • Directores de la Tesis: María Isabel Jociles Rubio (dir. tes.)
  • Lectura: En la Universidad Complutense de Madrid ( España ) en 2017
  • Idioma: español
  • Tribunal Calificador de la Tesis: Ricardo Sanmartín Arce (presid.), Ana María Rivas Rivas (secret.), Juan Antonio Flores Martos (voc.), David Poveda Bicknell (voc.), Nancy Anne Konvalinka (voc.)
  • Programa de doctorado: Programa Oficial de Doctorado en Antropología Social de la Diversidad Cultural y la Ciudadanía
  • Materias:
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      A raíz del proceso de especulación inmobiliaria el bien vivienda sufrió un proceso de resignificación socio-cultural, pasando a ser valorado no solo por su valor de uso, sino también como una inversión. En este contexto los demandantes de vivienda fueron ¿conformados por¿ y ¿conformadores de¿ una racionalidad propietarista ilusionante en torno a la vivienda en propiedad. Estas lógicas fueron alentadas desde diversos ámbitos: legislativos, financieros, sociales y culturales, generándose representaciones en el imaginario colectivo que naturalizaron la propiedad.

      Los agentes sociales respondían con < < ilusión > > ante la idea de convertirse en propietarios. Esta emoción estaba conectada con el hecho de solventar las necesidades de alojamiento y también con los significados culturales compartidos en torno al bien vivienda en propiedad y a la racionalidad propietarista que lo circundaba. La < < ilusión > > , desde una segunda acepción, se podía entender como una energía anhelante (Berardi, 2003) que se instituye en un motor del capitalismo, que ancla a los sujetos a un endeudamiento futuro que tienen que afrontar y a un mercado en el que actúan como oferentes de trabajo.

      A partir de 2007 el Euribor -el tipo al que están referenciadas la mayoría de las hipotecas- sufrió un incremento, lo que unido a otros factores, propició que aumentara el número de personas que no podían afrontar el pago de los préstamos hipotecarios. En el nuevo contexto socio-económico -el de la crisis-, el bien vivienda sufre una nueva resignificación y, ante la dificultad de enajenarlo, pasa a ser considerado un bien lastre, puesto que impide el retorno a los países de origen, en el caso de la población migrante, o la movilidad a otros contextos laborales más propicios.

      Las problemáticas de vivienda y de impago hipotecario, culminen o no con la pérdida de la propiedad, suponen para quienes las vivencian una quiebra en la vida con repercusiones que trascienden el ámbito de lo material. De esta forma, las violencias del proceso tienen efectos sobre la salud, por ejemplo. El cuerpo es desplegado en contexto por los sujetos, presentándose frente a quienes pueden ayudarles como cuerpos arrojados, cuerpos enfermos o cuerpos medicalizados, es decir, es empleado ¿como dice Fassin (2003)- como recurso para reivindicar derechos mediante una interpelación a la < < razón humanitaria > > . Por otro lado, una vez concluye el proceso de ejecución hipotecaria, se procede al desalojo de la familia de la vivienda sin que se provea de un alojamiento alternativo, quedando quienes sufren la problemática en una situación de desamparo tras ser objeto de lo que Galtung (1996) no dudaría en calificar de violencia estructural.

      Por otra parte, los problemas de impago hipotecario y de vivienda evidencian procesos de individualización (Beck, 2012). La imposibilidad de afrontar de forma individual las problemáticas de vivienda les lleva a contactar con los colectivos sociales que conforman el campo de lucha por los derechos a la vivienda digna. La inserción de los sujetos en estos colectivos sociales es entendida en este trabajo como una etapa de liminaridad (Turner, 2005), en la que tienen lugar procesos de enculturación en unos significados que son elaborados conjuntamente.

      El análisis de los colectivos sociales es abordado considerándolos, en primer lugar, como redes sociales de apoyo mutuo conformadas en torno a diversas problemáticas (de vivienda, de hipotecas, de alimentos¿); en segundo lugar, como comunidades de práctica (Wenger, 2011); en tercer lugar, como comunidades de afectos; y, por último, como espacios sociales de lucha y de reivindicación política en los que tienen lugar procesos de empoderamiento de los actores sociales con efectos en las subjetividades e identidades.

    • English

      As a result of the process of property speculation –from the late 1990s to 2008- housing has undergone a process of ocio-cultural resignification, going from being valued not only for its use value, but also as an investment. In this context, those seeking housing were “shaped by” and “shapers of” an exhilarating proprietary rationality regarding home ownership. These logics were encouraged from diverse legislative, financial, social, and cultural spheres, generating representations in the group imaginaire according to which property was the most desirable link to housing. And so property became naturalized. Proprietary logics materialize in the daily discourse of social agents through discursive objectifications such as: “renting is throwing money away” or “the price of housing never goes down.” These objectifications, on one hand, minimized the risks of the high indebtedness that had to be incurred to acquire housing, while at the same time promoting the goodness of investment. This corpus of objectifications was disseminated through interpersonal relations, through the graphic publicity of real estate agents and financial intermediaries, through the example of people who bought their homes, etc. Social agents responded excitedly to the idea of becoming owners. This emotion was connected to the fact of resolving housing needs and also to shared cultural meanings regarding home-owning as a good and with the proprietary rationality surrounding this good. This “excitement,1” in a second meaning, could be understood as an eager energy (Berardi, 2003) that establishes itself as a motor of capitalism, anchoring subjects in a future indebtedness that they have to face and in a market in which they act as people offering their work. However, acquisition would not have been possible without access to financing. The expansion of mortgage loans associated with bank securitization, together with the policies of objectives under which the representatives of the expert system operated, encouraged borrowers to relax their risk evaluation criteria. The relationship of those who sought financing and the expert system was mediated by the trust that those who sought financing placed in these experts, as well as by the honorableness that was attributed to their representatives. Starting in 2007, the Euribor –the reference rate for the majority of mortgages- underwent an increase, which, together with the abusive clauses of mortgage contracts and the effects of the crisis, noticeable in the increase in the unemployment rate, among other factors, favored an increase in the number of people who could not keep up with their mortgage payments under the terms established in their mortgage loan contracts. In the new economicemployment context, housing with a depreciated value, together with difficulties for paying mortgage quotas appeared, in the eyes of the indebted owners, as “a fraud” or “a swindle.” ...


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