Sostenemos que una historia social de las instituciones punitivas nos acerca al devenir del control del desorden y a los procesos de criminalización de un orden social (el cual, en Navarra, aun con la crisis del Antiguo Régimen, discurrió básicamente integrado). Lo abordamos desde una visión estructural, deteniéndonos en el crítico período de edificación del Estado liberal.
Reflexionamos sobre la formación de una "sociedad represora, reprimida, penalizadora y por eso mismo también penalizable". Analizamos la función coactiva de la cárcel procesal y su papel como depósito de pobreza, agente de empobrecimiento y generador de enfermedad incluso hacia la propia ciudad.
Observamos la ruindad de los espacios carcelarios y el desarrollo del corruptible sistema de alcaidías. Indagamos en el decurso del correccionalismo, sobre todo, a partir del control de la pobreza marginal, del tratamiento específico de las mujeres penadas por delitos sexuales y del desarrollo del filantropismo para-penal hacia los presos (sin duda, promocionado tras la visita de John Howard a Pamplona en 1783): son hilos conductores entre la larga etapa proto-penal y el sistema penal liberal. Escrutamos los registros penales y observamos que, durante las décadas centrales del siglo XIX, la prisión se convirtió en "reina" de una penalidad "defensora de la sociedad contractual" frente a sus elementos "degenerados": fue una auténtica impostura - aunque con futuro - si consideramos que la mayoría de los penados eran labradores y jornaleros con características personales socialmente normalizadas. Al final, "escuchamos" las quejas y hasta las protestas colectivas de la gente encarcelada.
We hold that a social history of the punitive institutions brings us closer to the development of the control of the disturbance and to the processes of criminalization of a social order (this one, in Navarra, even with the crisis of the Old Regime, discoursed basically integrated). We tackle it from a structural view, stopping at the critical period of the liberal State's building.
We reflect on the formation of a "repressive, repressed, penalizing society and, therefore, also punishable". We analyze the coercive function of the procedural prison and its role as a storehouse of poverty, impoverishment agent and source of disease even to the town itself.
We observe the meanness of prison spaces and the development of the alcaidías' corruptible system. We investigate in the course of correctionalism, above all, from the control of the marginal poverty, from the specific treatment of women who were punished for sexual offenses and from the development of the para-criminal philanthropinism towards prisoners (undoubtedly, promoted after the visit of John Howard to Pamplona in 1783): these are threads between the long proto-criminal stage and the liberal criminal-justice system. We scrutinize criminal records and found that, during middle decades of the nineteenth century, the prison became "queen" of a penalty "defender of the contractual society" against its "degenerate" elements: it was an absolute imposture -although with future- considering that most of the convicts were peasants and laborers with socially normalized personal characteristics. In the end, we "listen" to the complaints and even the collective protests of incarcerated people.
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