Francisco Jiménez Bautista (ed. lit.), Tiziano Telleschi (ed. lit.)
Hay que reconocer que la paz no es pacífica ni tampoco alcanzable en su totalidad. La paz contiene el conflicto en sí misma y representa un proceso conflictivo que está siempre en formación. Por lo que podemos pensar que el conflicto es la semilla de la paz, intrínseco en el ser humano y en cada relación. Hay que repensar el papel importante de los conflictos que es esencial para guiarnos hacia la paz, por lo que los conflictos deben ser gestionados, transformados y neutralizados para que emerja lo que unen a los actores involucrados.
Una parte de los ensayos aquí recogidos se dedican expresamente a este noble objetivo: Pensar para la paz. Se han dedicado a crear un pensamiento extenso en el que la paz viva como tema y vocación, un pensamiento capaz de captar fenómenos portadores de conflictos latentes o en ascenso antes de que se hagan realidad y estallen en violencia y destrucción de los lazos de convivencia. Los otros ensayos ofrecen una lente eficaz para descubrir indicios originales y vías anticipatorias, por lo tanto preventivas, de comprender la escalada de conflictos en curso a partir tanto de intuiciones como de la eficacia motivada de las aplicaciones a los estudios de casos.
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