Miguel Cortés Arrese (coord.), Juan Agustín Mancebo Roca (coord.), Isabel López Cirugeda (coord.)
Aunque se tiene noticia de la llegada de españoles a Rusia desde el siglo XII, su presencia tomó carta de naturaleza en 1761, cuando Carlos III envió al Marqués de Almodóvar a San Petersburgo para establecer correspondencia y trato con aquel Imperio. El siglo XVIII es también el de la acogida del Quijote en la lejana Moscovia; ninguna otra obra occidental lograría allí tal nivel de influencia: escritores, ilustradores o cineastas se hicieron eco de sus enseñanzas. Y hubo rusos que visitaron La Mancha tras los pasos del Quijote. Ya en el siglo XX, viajeros españoles recorrieron Moscú y la imagen de Toledo acudió a su mente. Y los expedicionarios de la División Azul fueron tenidos por Quijotes contemporáneos destinados a liberar a Europa de la sombra del comunismo.
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