Aunque se tiene noticia de la llegada de españoles a Rusia desde el siglo XII, su presencia tomó carta de naturaleza en 1761, cuando Carlos III envió al Marqués de Almodóvar a San Petersburgo para establecer correspondencia y trato con aquel Imperio. El siglo XVIII es también el de la acogida del Quijote en la lejana Moscovia; ninguna otra obra occidental lograría allí tal nivel de influencia: escritores, ilustradores o cineastas se hicieron eco de sus enseñanzas. Y hubo rusos que visitaron La Mancha tras los pasos del Quijote. Ya en el siglo XX, viajeros españoles recorrieron Moscú y la imagen de Toledo acudió a su mente. Y los expedicionarios de la División Azul fueron tenidos por Quijotes contemporáneos destinados a liberar a Europa de la sombra del comunismo.
págs. 13-38
Primera salida del ingenioso Don Quijote a Rusia: ediciones ilustradas del siglo XIX
págs. 39-62
págs. 63-92
págs. 93-112
V.I. Nemiróvich-Dánchenko: un viajero ruso en la tierra de Don Quijote
págs. 113-136
págs. 137-160
Javier Sánchez Carrillero: Imágenes de la División Azul
págs. 161-196
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