Antonio A. Oropesa de Cáceres, Evangelina Rodero Serrano, Ana González Martínez
El intrusismo ha sido una lacra con la que ha tenido que luchar desde sus inicios la profesiónveterinaria. Esta actividad ha tenido como protagonistas, en la mayorı́a de los casos, a “charlatanes” sintitulación alguna que competı́an con los albéitares y albéitares-herradores en la “atención y curación” deenfermedades animales (fundamentalmente en équidos). También se han dado casos de profesores deotras ciencias que han intentado ocupar cargos oficiales destinados a los veterinarios. Este segundocaso, es el que ocurrió en Córdoba en 1884 cuando el puesto de trabajo de “inspector de carnes” quedesempeñaba un profesor veterinario fue ocupado por dos médicos por decisión del Excmo.Ayuntamiento de la Capital cordobesa.
Intrusion has been a scourge with which the veterinary profession has had to fight since itsinception. This activity has had as its protagonists, in most cases, “charlatans” without any qualificationswho competed with the albéitares and albéitares-farriers in the “care and cure” of animal diseases(mainly in horses). There have also been cases of professors of other sciences who have tried to occupyofficial positions assigned to veterinarians. This second case is what occurred in Có rdoba in 1884 whenthe job of “meat inspector” held by a veterinary professor was occupied by two doctors by decision ofthe Hon. City Council of the Capital of Cordoba.
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