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Los episodios nacionales mexicanos o la escritura de una historia nacional

  • Autores: Mirian Galante Becerril
  • Localización: Iberoamérica Horizonte Tercer Milenio: Inmigrantes latinoamericanos en Europa / Tomás Calvo Buezas (dir.), 2001
  • Idioma: español
  • Texto completo no disponible (Saber más ...)
  • Resumen
    • Con el fusilamiento de Maximiliano de Austria en 1867 se cierra en México un período de graves enfrentamientos entre liberales y conservadores. A partir de entonces en el proyecto político que se aborda desde los sucesivos gobiernos liberales aparecen indisolublemente unidas tres aspiraciones: la consecución de los ideales liberales y positivistas: libertad, orden y progreso; la modernización del país tanto en lo referente a su estructura económica (paso de los grandes propietarios a los pequeños propietarios, uniformización del mercado interior, creación de una línea ferroviaria que conecte los principales centros de la actividad económica mexicana), como en lo que atañe a las relaciones políticas y sociales; y, por último, la unificación y homogeneización de los diferentes territorios que integran al país para que se sientan copartícipes de un proyecto político común. La realización exitosa de estas empresas precisará del fortalecimiento de un poder ejecutivo central1 así como de una labor pedagógica que fomente entre los mexicanos un sentimiento de pertenencia a una misma comunidad. La puesta en práctica de ambas medidas alcanzará sin duda su momento culminante durante el mandato de Porfirio Díaz. De forma sintética, puede decirse que durante este período el gobierno y su elite política buscaron ante todo la consolidación de la patria mexicana2. En este momento se reafirma la convicción de la utilidad de que la gran mayoría del pueblo mexicano contraiga el sentimiento y la conciencia de una nacionalidad integrada por un territorio, una historia común y una religión de santos patronos (Cuauhtémoc, Hidalgo, Morelos, los Niños Héroes y los mártires de la Reforma), con símbolos venerables (la bandera, el escudo y el himno), con calendario de fiestas y conmemoraciones cívicas. La elite intelectual mexicana del momento, mediante la construcción y difusión de una memoria histórica y unos mitos de origen, interviene de forma decisiva en este proceso de creación de una identidad nacional. Sus historias nacionales constituyen una respuesta a los problemas surgidos tras la caída de los principios legitimadores del orden social propios del Antiguo Régimen3: fundan la nueva legitimidad del poder político en la comunidad (una vez que aquélla ha quedado completamente desacralizada), fomentan la cohesión de la colectividad (un origen y una tradición comunes justifican un presente y un proyecto de futuro también comunes, ahora que la fidelidad a una dinastía o a una religión ya no resultan suficientes) y conceden expresión política a la mentalidad de la nueva elite (el proyecto nacional se identifica con sus intereses y sus valores; el progreso de la nación es el progreso de este grupo). Lo que se pretende abordar en la comunicación que aquí se presenta no es el estudio de la primera serie de los episodios nacionales de Victoriano Salado Alvarez, publicados en 19024, desde una perspectiva estrictamente literaria, sino más bien analizarlos en cuanto que generadores de una visión del pasado en la que la colectividad a la que va destinada debe reconocerse. Es en la identificación de cada uno de sus integrantes con los símbolos instituidos por la creación literaria así como en la que cada miembro de la comunidad hace del otro en donde empieza a constituirse un sentimiento de pertenencia grupal. Pero esa visión del pasado, por muy fantástica que sea, actúa sobre el porvenir porque es una acción presente. "El carácter real de esa historia es el de tomar parte en la historia"5. En este sentido, puede considerarse que una de las grandes aportaciones de la literatura hispanoamericana a la cultura universal es su capacidad para evocar contenidos que, sin anular su componente estrictamente estético, son capaces de dialogar con los propios de otras formas de conocimiento, que en otro caso pueda ser el filosófico, pero que en este caso es el histórico. En este sentido, la presente propuesta defiende la necesidad de analizar determinadas producciones literarias mexicanas de la segunda mitad del XIX como fuentes imprescindibles para los estudios interesados en el análisis del papel desempeñado por el pensamiento historiográfico en los procesos de construcción de las identidades nacionales. En este caso concreto, el estudio realizado permite establecer que los episodios nacionales mexicanos escritos por VSA configuraron una visión del pasado mexicano que fundaba la nacionalidad mexicana en unos principios tendentes a legitimar el régimen de Porfirio Díaz. De este modo, la invención literaria se inscribe dentro de los diferentes lenguajes políticos6 del momento. En esta breve exposición sobre un asunto tan fecundo, primeramente caracterizaremos dos de los aspectos más significativos del pensamiento positivista en el que se identifica al autor: la intencionalidad pedagógica (crear a buenos patriotas) de la obra, por un lado, y la visión de la historia que se quiere hacer familiar a los lectores, por otro. En segundo lugar se analizará la obra misma, tanto en cuanto a la forma como en cuanto a los contenidos temáticos, para después relacionar la visión de la historia nacional mexicana que en ella se recrea con el proyecto político liberal conservador. En las conclusiones se fijará el alcance de la propuesta aquí presentada.


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