Al sur del la capital del virreinato mexicano se ubica la ciudad de Puebla, que desde principios del siglo XVII, se destacó por una producción pictórica, tan rica y abundante, que sólo podía ser comparable con la ciudad de México. Es un buen momento para el territorio poblano debido a una excelente situación, a la que se ha llegado gracias al gran auge que se produce, no sólo desde un punto de vista económico sino también social, cultural e incluso arquitectónico. En este ámbito tan relevante artísticamente, nace uno de los más sobresalientes pintores del momento, nos referimos a Juan Tinoco Rodríguez. Considerado por muchos especialistas como: "el pintor de la escuela poblana más importante del siglo XVII", fue, además de un espléndido dibujante, un gran captador del sentido del color, con el que lograba conservar en sus obras una exquisita pureza cromática, a pesar sin embargo, de utilizar esa intensa oscuridad que tan elegantemente empleaba, para conseguir los bellos efectos de luces y sombras; efectos que, tan adecuadamente propiciaban los contrastes lumínicos. Nacido en la ciudad de Puebla de los Ángeles en el año 1641, será la más destacada figura que haya reflejado la estética zurbaranesca. Trasladándose a la capital del virreinato desde su nacimiento hasta 1680 por motivos familiares, será en esta ciudad donde tome un primer contacto con los grandes artistas del momento. No regresaría a su ciudad natal hasta la década de los 80, dando lugar entonces, a su segunda etapa creativa en la que, además de realizar la mayoría de sus obras, también consigue los mejores ejemplares de calidad pictórica. Terminado este período de esplendor, la década de los 90 no sólo le propiciaría obras de una evidente categoría inferior, sino que le introduciría en un nuevo siglo que pronto le llevaría a su muerte, en 1703. Poco conocemos de su vida y tampoco son muchas las obras que nos ha dejado, pero su maestría en la técnica del claroscuro lo convierten en uno de los mejores pintores de su época. Tinoco, siendo un pintor de gran virtuosismo técnico resaltará por su vigoroso dibujo, privilegio con el que no solamente muestra claras influencias zurbaranescas sino que además, le permite crear una perfección compositiva casi inigualable. Por ello, muchos han querido ver reflejado en él, al Zurbarán mexicano, algo que no debe sorprendernos demasiado, si tenemos en cuenta que es el maestro del claroscurismo en Nueva España, además de manejar sabiamente la denominada "pintura luminosa". Fue, ante todo, un entusiasta de la tradición naturalista y amigo de crear en sus composiciones efectos de una realidad exquisita, tal y como se pone de moda en el periodo barroco, en el legendario viejo Continente. Estamos ante un verdadero genio a la hora de crear formas zurbaranescas, algo que consigue reflejar de manera sorprendente, cuando representa a los personajes de sus obras, a quienes dota de esa magnífica actitud reposada, tantas veces lograda por el maestro extremeño. Supo mantener la tradición del naturalismo y colorido de estirpe, entroncable con lo zurbaranesco, hasta fechas bien tardías, 1685-1690, arrastrando en cierto modo, dado su prestigio, a muchos de sus contemporáneos. Su gran sentido compositivo lo pone de manifiesto en su larga trayectoria pictórica, de temática eminentemente religiosa, donde de manera sobria y enérgica, logra expresar el auténtico espíritu poblano del siglo XVII, y es que no debemos olvidar que, tanto la Iglesia como las grandes órdenes religiosas, son las principales demandantes de obras de arte, entre otras cosas, porque es obvio, que sólo ellas pudieran permitirse el "lujo" de adquirir tales exquisiteces. Este hecho, incide aun más en la idea de que los artistas locales se inspirasen en modelos europeos, puesto que ellos, tan sólo contaban con la simbología cristiana representada en su territorio poco tiempo antes, es decir, aquella manifestada durante el siglo XVI, mientras que la tradición religiosa europea, en cuanto a variedad iconográfica se refiere, es bastante más amplia. Toda esta serie de cuestiones de carácter general, nos ayudan a comprender mejor el ambiente religioso que en una zona como Puebla, se respira en esta apasionante centuria. Por ello, será en esta ciudad y no en la capital del virreinato, donde se prolongue por más tiempo la estética tenebrista y claroscurista, puesto que en Puebla prevalece el espíritu de la religiosidad, propiciando así la creación de formas sombrías, colores elegantes y sombras dramáticas, que tan correctamente ejemplificarán el hermético carácter poblano. Para comprender mejor el resultado de la labor creativa de este artista y conocer, mediante algunos lienzos de su espléndida obra plástica, el apasionante momento por el que pasa la urbe angelopolitana, comentaremos los trabajos que se conservan del pintor en la Pinacoteca Universitaria de la B.U.A.P.: "Benemérita Universidad Autónoma de Puebla." Se trata de un Apostolado completo, con un total de 15 figuras; dos obras dedicadas a Santas Mártires y una Aparición de Cristo a María Magdalena
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