A finales del siglo XX, la inversión extranjera directa (IED) –reflejo de la expansión internacional de las empresas transnacionales- se ha constituido en uno de los elementos centrales del proceso de globalización de la economía internacional. De esta forma el promedio de flujos de IED en el periodo 1991-1996 era de 245.000 millones de dólares anuales frente a los 400.000 en 1997. Sin embargo, existen grandes disparidades en la distribución regional de las inversiones. Los países desarrollados siguen absorbiendo un mayor porcentaje en los movimientos de capitales productivos a nivel internacional. En 1997 los países en desarrollo lograron mantener su grado de participación con el 38% del total de los flujos. El 43,9% de estos tuvieron como destino el continente Latinoamericano1 muestra del estancamiento del sudeste asiático como consecuencia de las crisis financieras. Los flujos han pasado de 33.006 a 65.199 millones de dólares entre 1995 y 1997. Este importante crecimiento hace necesario identificar las nuevas características de la región que han hecho que sea un destino preferente en las inversiones extranjeras directas tras el fuerte retroceso de la denominada década pérdida. En 1997 el 90% de los flujos de IED se concentraban en las grandes economías (Asociación Latinoamericana de Integración "ALADI") y especialmente en Brasil2 y México3, frente a estos, los Países del Caribe absorbían el 4% y los Centros Financieros o Paraísos Fiscales el 6%. Perú, por su parte, supuso en el primer semestre de 1998 el 5,1% de los ingresos de IED de la ALADI habiendo registrado un incremento en el periodo de 1990-1997 del 4851% frente al 701,6% de media de la región. El incremento de los flujos de inversión extranjera directa fue ocasionada, en parte, por los positivos4 resultados macroeconómicos del ajuste estructural y de estabilización –uno de los más rápidos implementados en el continente-. El 50% de la IED que llegó al país andino en el periodo 1991-97 procedía de España. En 1998 el 76,3% del capital español fue a los sectores de energía5. A la hora de interpretar el nuevo contexto en el que fluyen las inversiones hay que conocer los distintos elementos que configuran la realidad. De esta forma hay que analizar tres conjuntos de factores6:El mercado internacional : Estructura de mercado, naturaleza de los competidores, cambios tecnológicos, normas internacionales: comercio, inversión, tecnología, propiedad intelectual, calidad, etc.Las políticas nacionales: normas generales, normas sectoriales, competitividad sistémica, políticas de atracción de IED, tecnología, propiedad intelectual, conversión de deuda externa, etc.Las estrategias transnacionales: Estrategia de aprovechar las tendencias del mercado internacional y las políticas nacionales, búsqueda de materias primas, eficiencia o elementos estratégicos, instrumentación de su sistema internacional de producción integrado (inversión, tecnología, recursos humanos, redes de proveedores, etc.) Las orientaciones estratégicas de los inversores extranjeros que se identifican son principalmente:Acceso a recursos naturales, en el caso peruano se podría señalar el caso de los hidrocarburos para abastecer la demanda interna de energía.Inserción en mercados internos que ofrezcan alta rentabilidad y potencial de crecimiento. En Perú resaltan los casos de la generación y distribución de energía eléctrica, así como las telecomunicaciones y los servicios financieros.Búsqueda de eficiencia en los sistemas internacional de producción integrados.Acceso a los mercados nacionales y subregionales. Los mercados peruano y latinoamericano están formados por 24,37 y 486,98 millones de consumidores respectivamente. Hay que tener en cuenta cual es la actual forma de regulación de la IED y cual era la situación en la década de los 80 ya que muestra cuales han sido los cambios fundamental es que se han dado en el contexto latinoamericano siendo a la vez causa y efecto de otros procesos de cambios estructurales. La inserción internacional y la dinaminación de la globalización hace que las políticas gubernamentales se orienten a fortalecer las economías nacionales como mecanismo de atracción de las inversiones extranjeras. Se produce un doble proceso en el que la atracción de las inversiones se ve compensada por la atención prestada al robustecimiento de los factores nacionales de atracción de capital extranjero produciéndose en este sentido una dinamización de la competencia internacional en la búsqueda de la inversión extranjera. El cambio en las estrategias internacionales en la concepción de la IED queda de manifiesto en el hecho de que hace veinticinco años se discutía en el seno de la OCDE y las Naciones Unidas un código de conducta de las multinacionales y en la actualidad se debate los procesos de liberalización de las economías.
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