Del cielo a la tierra prometida: religión, política y liberación en Iberoamérica

• Autores: Ángela López, Salvador Giner
• Localización: Iberoamérica Horizonte Tercer Milenio: Inmigrantes latinoamericanos en Europa / Tomás Calvo Buezas (dir.), 2001
• Idioma: español
• Texto completo no disponible (Saber más ...)
• Resumen

  • Las religiones asociadas a movimientos políticos orientados a la liberación de pueblos oprimidos han merecido ya cierta atención por parte de la sociología1. El presente estudio se inserta en esa corriente, pero explora aspectos distintos. Nuestra atención no se centra sobre nuevas religiones ni tampoco sobre religiones de las llamadas primitivas, sino más bien atiende a algunas de las modificaciones operadas en el seno de una religión universal preexistente -la católica romana- por parte de intérpretes intelectuales o ideológicos que reconstruyen sus materiales con fines revolucionarios2. Demostrar que la Teología de la Liberación lo sea senso strictu escapa por completo a nuestras intenciones. Estas se circunscriben al análisis sociológico de ciertos aspectos de una doctrina tal y como es expresada por dirigentes e inspiradores de un movimiento social determinado, sin entrar en la cuestión de si el apelativo 'teología' es o no correcto desde el punto de vista semántico o normativo. Las transformaciones que experimentaron las sociedades latinoamericanas a partir de mediados del siglo XX a consecuencia de las condiciones en las que han participado en los procesos de mundialización avivaron muchas de sus disparidades internas y crearon otras nuevas. Con ello acrecentaron la desazón general y el descontento con el lugar asignado a la región en ese proceso3. Por un lado, tras la Segunda Guerra Mundial los países más ricos de Occidente desarrollaron sus economías y redoblaron su influjo ultramarino. Por otro, partes de la América Latina se industrializaron y modernizaron bajo el patronazgo de los capitales y empresas internacionales que fijaban en buena medida las condiciones de su desarrollo. Mientras tanto, y bajo tales condiciones de dependencia, se produjo un éxodo rural masivo que derivó en el crecimiento incontrolable de las ciudades, azuzado además por un enorme incremento demográfico. Las nuevas zonas urbanas concentraron así en sus centros y márgenes una inmensa pobreza4. El deterioro de las formas de vida y la creciente experiencia social de la pobreza urbana, entre otras circunstancias no menos conocidas, fomentaron un pensamiento político crítico latinoamericano así como unas ideologías radicales muy particulares. Aunque emparentados con ellos, son distintas de las que surgieron en otras partes del mundo periférico durante la misma época. Aparecen entonces en la América Hispana actores sociales y políticos que reivindican mejores condiciones de vida para sus conciudadanos, sin exclusiones étnicas o clasistas. Reclaman, de hecho, ciudadanía para quienes no la tenían. La protesta y movimientos por ellos generados, reivindicaron los valores de la modernidad que defienden los derechos de las personas y denunciaron las condiciones estructurales con las que la misma modernidad los destruye: condiciones legitimadas por la supuesta racionalidad económica con la que crecen los monopolios internacionales y se enriquecen las clases sociales altas de los países occidentales, y también, de paso, las clases altas y las burguesías compradoras de los países latinoamericanos. (Sectores de las cuales colocan una parte sustancial de sus ganancias a buen recaudo en los países centrales, en vez de invertir en los propios). En muchos casos todo ello sucede, se afirma, a costa de la gran mayoría de clases sociales pobres o empobrecidas