A fines de los 80, la democracia venezolana entra en una profunda crisis, de la que aún no ha podido salir. El sistema político democrático establecido en el 58 estaba dando sus últimos coletazos, había que modificar las reglas del juego político, porque el contexto y las circunstancias en las que se había llevado a cabo el Pacto1, era totalmente distinto, y éste, ya no era, ni viable ni eficaz para los venezolanos.
Entre los factores que llevaron a esta situación crítica podemos señalar:
La crisis del modelo de desarrollo y crecimiento venezolano y las respuestas dadas a la misma por los diferentes gobiernos.
Las políticas económicas neoliberales, llevaron a una crítica situación económica y social2, los gobiernos se mostraban incapaces de negociar y defender los intereses nacionales, frente a los agentes económicos internacionales (FMI, BM).
Los altos grados de corrupción política a todos los niveles. En este sentido, no nos podemos olvidar del enjuiciamiento a los Presidentes Lusinchi y de Carlos Andrés Pérez, a éste último, la acusación de corrupción le costo el cargo en el 92.
La ineficacia de los partidos tradicionales, en dar respuestas adecuadas a las demandas ciudadanas. Muchos denominaban a la democracia venezolana como una partidocracia, en la medida que los partidos gobernaban, sin tener en cuenta a los ciudadanos que los habían votado.
Confrontación entre los poderes del Estado, en tanto que la crisis proporciona al Ejecutivo un peso excesivo dentro del sistema. Este conflicto de poderes, típico del sistema presidencial de gobierno, se agudiza en este período, el Presidente de la República se desliga3 del partido que lo ha llevado al triunfo y pretende gobernar como líder absoluto e indiscutible.
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