Inmigración y cultura: Quechuas de Cañar (Ecuador) en el Campo de Totana (Murcia)

• Autores: Ángel Montes del Castillo
• Localización: Iberoamérica Horizonte Tercer Milenio: Inmigrantes latinoamericanos en Europa / Tomás Calvo Buezas (dir.), 2001
• Idioma: español
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• Resumen

  • En la mayor parte de los grupos humanos el origen de los procesos migratorios suele ser las necesidades económicas y el deseo de mejorar socialmente. El objetivo principal de las personas que emigran a otra región de su propio país o a otro país distinto suele ser cambiar su situación económica para satisfacer sus necesidades básicas, mejorar sus condiciones de vida y obtener, en definitiva, una mejor calidad de vida. Pero, al mismo tiempo, la emigración / inmigración tiene efectos tanto sobre las poblaciones que emigran como sobre los países o sociedades receptoras de inmigrantes. Estos efectos se manifiestan de forma muy singular sobre la cultura de unos y otros. Con otras palabras, la emigración / inmigración suele producir cambios en la Cultura, tanto en la de origen como en la de destino. Hagamos unas breves reflexiones al respecto. En primer lugar, conviene recordar que una de las características de los inmigrantes extranjeros es su condición de sujetos étnicamente diferentes. Es decir, los inmigrantes suelen poseer una cultura propia y distintiva, son culturalmente diferentes respecto de las poblaciones autóctonas de los países a los que van a trabajar. En el caso que nos ocupa, Cañaris de Cultura Quechua en Murcia, nos encontramos con una cultura andina de antiguas raíces incaicas, en proceso de mestizaje con la cultura hispánica desde hace 500 años, pero resistente aún a las influencias exteriores y vigente en la actualidad en muchos de sus componentes, uno de los cuales es la lengua quechua. Decir que un grupo humano tiene una cultura propia, y este es el caso de los Cañaris, significa aceptar que tiene formas de vida diferentes de otros grupos humanos. En este concepto de formas de vida se suele incluir lengua propia y formas de pensamiento, es decir, ideas sobre la naturaleza, el mundo, la sociedad, el hombre, las relaciones sociales, etc. También se incluye la organización social y las modalidades de distribución del poder que permiten asegurar la vida social del grupo. Y por su puesto, se incluyen igualmente los mecanismos productivos y las estrategias encaminadas a garantizar la sobrevivencia del grupo, y las estrategias reproductivas, amén de otros aspectos especialmente relevantes como las tradiciones y el folklore (música, danza, vestido, etc.) y las prácticas relacionadas con los hábitos alimentarios o de crianza, etc. En la emigración / inmigración se pueden producir cambios en todos o en algunos aspectos de la cultura de origen de los emigrantes. Los emigrantes se ven obligados a hablar lenguas no propias, a relacionarse con personas ajenas a su entorno social, a realizar a veces trabajos nuevos, a comer alimentos distintos o a vestirse de modo diferente, por poner solo algunos ejemplos. Pero de todos los cambios hay uno especialmente importante, es la pérdida de los referentes culturales que sustentan el comportamiento. Con otras palabras, la conducta de las personas está ligada a las pautas que determina la cultura, o dicho de otra manera, la conducta de los individuos está vinculada a un contexto socio-cultural concreto. La respuesta a la pregunta qué hacer cuando alguien nace, se muere, se casa o tiene hijos, con todas las variaciones individuales que se quiera, la suele dar la cultura. La cultura dice qué hay que hacer en cada situación. Pero en la emigración no sólo cambia el entorno geográfico en el que vive la persona, sino que cambia también el entorno socio-cultural, es decir, ese conjunto de formas de vida que constituyen la cultura. El cambio geográfico que significa un cambio de residencia implica también cambios culturales.