En el modelo educativo de la LOGSE se atribuye al aprendizaje de contenidos actitudinales una importancia fundamental, lo cual constituye una de las mayores innovaciones de la reforma e implica una nueva forma de afrontar el proceso educativo. Ello implica que los profesores han de enfrentarse a nuevos retos y obligaciones para los que se requiere la adquisición de unos conocimientos y habilidades específicas.
En este artículo se analizan las dificultades más importantes que se plantean al profesorado ante la educación en valores y actitudes, así como los rasgos y actitudes que se consideran fundamentales en la personalidad del profesor ante la diversidad de modelos teóricos existentes, y el modo de enfrentarse a la enseñanza de valores socialmente controvertidos.
Finalmente se realizan una serie de propuestas de intervención, dirigidas a optimizar la función educativa del profesorado, y que hacen referencia a la motivación e incentivación, la preparación profesional, los sistemas de selección, la desmitificación del trabajo productivo y el fomento de la cultura de colaboración.
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