Mucho se ha escrito sobre la relación de ayuda, la pregunta es: ¿puede aportarse algo nuevo? Quizá, si tenemos en cuenta que la relación de ayuda depende de las sociedades en las que se desarrolla, entonces se puede analizar de nuevo. Poco tiene que ver el trabajo social que se practica actualmente con el trabajo social del siglo XX. En este inicio de siglo XXI, muchos acontecimientos, unos previsibles y otros imprevisibles, hacen de esta época una transición y una bisagra en las que numerosos elementos han cambiado y han modificado la relación profesional que los trabajadores sociales establecían con las personas con las que trabajan.Hoy en día la relación de ayuda se ha democratizado y burocratizado a la vez, es más paciente y más lejana a la vez. Los profesionales están más formados y más cansados. El trabajo social ya no es una profesión para jóvenes solteras de la clase burguesa en la que la vocación, militante o religiosa, jugaba un papel fundamental; y las personas en demanda de ayuda ya no son personas absolutamente desvalidas. Son conscientes de que tienen derechos y en algunos casos, como en el sistema de dependencia, se acercan cada vez más a la normalidad. La relación de ayuda se convierte en una relación más igualitaria y más compleja, en la que intervienen nuevos interlocutores, así como nuevos instrumentos tecnológicos que someten la relación a nuevos procedimientos.¿Qué queda de la relación de ayuda tradicional? ¿Qué debe preservarse? ¿Cómo será la relación profesional que ya ha llegado? ¿Cómo intervenir humanamente desde una relación de ayuda en un mundo en cambio? ¿Qué factores deben priorizarse para un futuro radicalmente diferente?Para buscar respuestas, la perspectiva contextual de Ivan Boszormenyi-Nagy, desde su marco de ética relacional, será una mirada inspiradora. Aporta la universalidad y la justicia en las relaciones, en un mundo que se ha hecho cada día más frágil e incierto. Ya no se trata de la pobreza de mi país o de la paz en mi país sino de la universalidad del género humano. La confianza, base de la ética relacional, será el eje sobre el que se desarrollaran los mimbres de esta nueva relación de ayuda. En una sociedad líquida, rápida y en ocasiones inconsistente, lograr establecer relaciones de confianza requiere de profesionales adultos y amables, deseosos de iniciar nuevas relaciones de ayuda.
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