La supervisión en cualquier entorno de acción social debe ser una actividad reflexiva y de aprendizaje transformador. La supervisión grupal ofrece un contexto para modelar y aprehender sobre la práctica, a partir de un intercambio generador de diversas posibilidades.Son diversos los beneficios identificados de la supervisión grupal: las múltiples perspectivas que brindan los y las profesionales participantes, la creatividad aditiva fruto de la discusión y de la reflexión grupal generativa, la solidaridad y el apoyo grupal que posibilita la reflexividad, la oportunidad de dar un testimonio colectivo de los cambios favorables en las situaciones de vida de las personas usuarias de los servicios y de las prácticas profesionales.La supervisión grupal implica la utilización de un contexto y un proceso grupal que permite la reflexión sobre su trabajo, a partir de la puesta en común de experiencias, habilidades y conocimientos teóricos-prácticos, con la finalidad de mejorar la atención social ofrecida.De estas premisas se desprende que la supervisión grupal es un proceso altamente complejo y dinámicamente interactivo, en el que el crecimiento se ve favorecido por las interacciones entre las y los miembros del grupo y, en el que se ponen en marcha una serie de elementos que conformaran una estructura particular para cada grupo, como son unas metas u objetivos comunes, una distribución de roles, el logro de un clima que posibilite un trabajo significativo, y un estilo de liderazgo eficaz.La función profesional de supervisión requiere de una serie de competencias y habilidades para orientar y acompañar al grupo hacia el logro de los objetivos acordados. El/la profesional supervisor/a necesita una sólida comprensión del proceso y de las dinámicas de interacción grupal.En el capítulo se desarrollan los principales elementos de la dinámica de los grupos para el entendimiento y la facilitación de grupos de supervisión.
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