Como señala el título de esta mesa la cooperación se ha convertido en el s. XXI en uno de los principales instrumentosde la política cultural. En un contexto globalizado e interconectado como el actual, administraciones, instituciones yciudadanos no pueden trabajar aisladamente sino que deben tejer alianzas y redes que les permitan compartir recursos yafrontar juntos retos y desafíos de la acción cultural. Pero utilizar la cooperación como instrumento para la gestión aportaademás otros valores y tiene su propia especificidad que debemos conocer a la hora de emprender este tipo de iniciativas.Como introducción podemos decir que la cooperación nos permite mejorar los resultados de actuación compartiendo yoptimizando los recursos, enriqueciendo nuestra visión y conocimientos sobre un tema, ampliando la escala del territoriosobre el que actuamos y los usuarios sobre los que podemos tener influencia.Participar en proyectos de cooperación nos puede permitir conseguir fondos adicionales para nuestros proyectospero sobretodo reforzar a instituciones y profesionales, generando conocimiento y transfiriendo los resultados de nuestrasinvestigaciones y actuaciones. La participación en proyectos de cooperación tiene un valor añadido para los profesionalesimplicados, para las instituciones, para los ciudadanos y para la cultura y el patrimonio cultural en general, como vamosa intentar demostrar en este artículo
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