La semana pasada finalizaba South by Southwest, el festival que cada año desde 1987 se celebra en Austin con el propósito de ayudar a los profesionales de las industrias creativas y culturales a lograr sus metas. Tan difícil de definir como siempre por su heterogénea mezcla de conferencias, exposiciones, conciertos, estrenos mundiales de cine y demostraciones de tecnología y experiencias inmersivas, SXSW ha recuperado las largas colas anteriores a la pandemia, contando con 43.000 participantes, un 30% de ellos visitantes de 110 países. Esta es mi crónica personal del festival
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