Barcelona, España
Entre los muchos cambios que ha experimentado la sociedad española a lo largo de los últimos treinta años, uno sin duda significativo ha sido su entrada en el circuito de migraciones internacionales como país receptor. Dicho fenómeno, por una serie de circunstancias, se ha configurado como objeto de una polémica que ha crecido en paralelo al número y a la diversidad de personas extranjeras racializadas que llegan a nuestro país. Hablamos, por lo tanto, de un grupo importante de personas que, en el contexto de sus experiencias de inmigración, se han visto posicionadas en el imaginario colectivo en una relación de alteridad sostenida en la subordinación, la anomalía y la otredad.
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