Apenas existen imágenes de los Sucesos de Vitoria. Las pocas que se conservan son de los días posteriores al 3 de marzo de 1976, cuando la policía asesinó a cinco obreros al disparar sobre la asamblea que, en la iglesia de San Francisco de Asís, debatía el proceso de huelga en el que diferentes sectores de la ciudad llevaban inmersos varios meses. Las imágenes fueron realizadas por el Colectivo de Cine de Madrid, uno de los grupos clandestinos que, durante la última parte de la dictadura y la Transición, resistía desde la imagen el régimen (de visibilidad) franquista. Dada su singularidad, los fotogramas del documental de Vitoria han sido reutilizados en varias producciones durante la democracia, llegándose incluso a invertir su sentido original. El olvido de su referente facilitó la manipulación en un proceso marcado además por la disputa sobre la posesión de las imágenes. El objetivo de este artículo es trazar una genealogía de los Sucesos de Vitoria a partir de la arqueología de los fotogramas del documental, desvelando sus derivas y reapropiaciones. Además de las múltiples narrativas de los Sucesos, los usos de los fotogramas han generado diferentes versiones del “pueblo” de Vitoria, mientras que las disputas en torno a su posesión revelan unas políticas de lo visible que administran y custodian las imágenes. Sin embargo, la necesidad de imaginar otros pasados, más allá del régimen de visibilidad hegemónico, produce fugas en el archivo, lo que ha permitido tanto la creación de “imaginarios radicales”, como el encuentro de “los pueblos” a través de un montaje de tiempos heterogéneos. Se trata de visibilizar las tensiones y los silencios en torno a las imágenes y de afirmar su agencia en el sentido de la historia, pese a que, como sugiero en este artículo, hayan conservado su condición de clandestinas.
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