El artículo aborda las contradicciones y tensiones generadas por las políticas franquistas de género durante los años 40 a través de una investigación histórica desde la perspectiva de los “star studies”. Se analiza la figura de Sara Montiel, quien a partir de El último cuplé (1957) se convirtió en el primer gran mito sexual del franquismo. Sin embargo, se ha prestado una atención escasa a los primeros años de su filmografía, en los que ya se aprecian algunos de los rasgos que marcarán su trayectoria como actriz. Desde sus inicios, su carrera estuvo vinculada a su cuerpo, como motivo de sensualidad y seducción, comparable a las estrellas de Hollywood, que no gozaban de la protección que se dispensaba a las actrices españolas, a quienes se solía atribuir una superioridad moral. Montiel fue un modelo de ascenso social a través del espectáculo, en un proceso en el que su imagen es cosificada, a la vez que se observa una autopercepción de su propia sexualidad como fuente de empoderamiento personal. A través del análisis de los personajes que interpreta y de su presencia en las revistas cinematográficas, se advierte el tránsito de una joven atractiva a una mujer con rasgos de vampiresa.
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