La euro-salchicha, la euro-cerveza, el euro-serial de televisión, incluso el euro-estropajo. están a punto de abalanzarse sobre los 320 millones de consumidores de la CE. 1992 marca la frontera. El año del Mercado Único Europeo está a la vuelta de sólo cuatro calendarios. Pero, a efectos geográficos, el euro-consumidor es una utopía. David Butter, vicepresidente de Young & Rubicam, explicó en Barcelona que el gran reto publicitario del 92 tiene que partir de una estrategia basada en los valores de las personas, en los hábitos tradicionales de los "conformistas" y en la rebeldía de los "innovadores". A través de una conferencia-coloquio, Butter desveló la clave: el trampolín del euro-consumo está en el gusto que los ciudadanos despreciativos de lo convencional sienten ante todo lo novedoso, incluido lo extranjero.
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