El séptimo capítulo se debe a María Dolores Castellón Pérez, también musicóloga. La investigadora indaga en cómo la música clásica, concretamente las obras de Wagner, tuvieron su influencia tanto en el público aficionado al bel canto y asiduo a las representaciones operísticas del Teatro Real, en Madrid, como en los músicos y compositores de la época objeto de estudio en esta monografía, la década de los veinte. La autora valida su hipótesis haciendo un estudio en profundidad de las representaciones operísticas en dicho teatro durante las décadas anteriores a los «locos años veinte», por un lado, y analizando las obras compuestas por Conrado del Campo, como estudio de caso, por otro, tratando de sacar a la luz las influencias wagnerianas en sus composiciones.
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