Corinne Mencé Caster, María Jiménez Salas, Marie Pierre Lavaud Verrier, Chloé Oliveira
El siglo XVI se caracterizó por la aparición de numerosos expertos en varios campos. El campo de la lengua no fue una excepción a esta “reducción al arte”, que dio lugar a debates y controversias. Sin embargo, poco a poco han ido surgiendo gramáticas de las lenguas románicas, a menudo calcadas de las gramáticas latinas, tanto en lo que respecta a la estructura como al metalenguaje utilizado. Este artículo pretende examinar las formas en que los primeros gramáticos de las lenguas románicas pretendían “normalizar” y/o describir las lenguas románicas, así como las representaciones que tenían de ellas. Entre reglas y usos, entre percepciones moldeadas en el latín e intuiciones de las especificidades de las lenguas romances, los primeros gramáticos construyeron progresivamente un conocimiento gramatical, elaboraron una terminología, basada en su conocimiento de la gramática de las lenguas cultas y en el sentimiento de su lengua materna. La descripción resultante podría ser la de una lengua híbrida, a medio camino entre el latín y lo que hoy consideramos “español”, “francés” o “portugués”. El objetivo aquí es desandar su camino, examinar sus discursos, examinando tanto los discursos ligados a las gramáticas normativas como los que se relacionan con las “gramáticas” de uso.
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