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Disculpe señoría, soy intérprete de lengua de signos: diseño de un protocolo para el estudio de la propiocepción de intérpretes de lengua de signos en tribunales

    1. [1] Universitat Jaume I

      Universitat Jaume I

      Castellón, España

  • Localización: Les llengües minoritzades en l'ordre postmonolingüe / Esther Monzó Nebot (ed. lit.), Juan Jiménez-Salcedo (ed. lit.), 2017, ISBN 978-84-16546-27-5, págs. 181-193
  • Idioma: español
  • Enlaces
  • Resumen
    • español

      Una intérprete de lengua de signos en la sala de un tribunal tiene la función de asegurar laaccesibilidad de la información y la comunicación a una o varias personas sordas. Unaafirmación tan general esconde una amplia gama de posibilidades en la interpretación decuál es el verdadero rol de la intérprete en una situación de comunicación mediada, influidapor una serie de desequilibrios que afectan a la situación comunicativa. En la sala, seencuentran personas oyentes y sordas que pueden vivir en un mismo país, compartiendouna cultura, pero que tienen lenguas distintas y rasgos sociológicos dispares, desconocidosen su mayoría para oyentes, incluidos los que ostentan el poder en la situacióncomunicativa. Este desequilibrio encuentra dos factores agravantes: la información esnormalmente transmitida por medios audiovisuales a los cuales la comunidad sorda tienedificultades de acceso y en un tribunal se hacen valer normas y lenguajes específicos,desconocidos para los ciudadanos en general, oyentes y no oyentes. Analizo, desde miexperiencia profesional como intérprete judicial de lengua de signos en tribunales de laComunidad Valenciana, qué diferencias entre la lengua minorizada de signos y lamayoritaria oral no son tenidas en cuenta por los agentes jurídicos, incidiendo en losdesequilibrios de poder identificados para las situaciones comunicativas en tribunales, quese agravan para el caso de los usuarios de lengua de signos.

    • English

      When a sign language interpreter enters a courtroom, her function is to ensure that one ormore deaf or hard of hearing individuals have effective access to information andcommunication. Such general statement offers a wide range of possibilities for interpretingthe actual nature of her role in an interpreted-mediated situation, which is determined by aseries of imbalances impacting the communication process. In the courtroom, hearing anddeaf people, who may be living in the same country and who may share a common culture,use different languages and have different sociological backgrounds. These differences,however, are generally unknown to hearing conversational partners, even those with thehighest power in the communicative interactions. The resulting imbalance is intensified bytwo important factors: the information in the courtroom is usually conveyed by audio-visualmedia to which the deaf community have access difficulties, and the courtroom has its ownnorms and specific languages which are generally unknown to citizens, both hearing anddeaf. In this work, and based on my own professional experience as a court sign-languageinterpreter in the Valencian Community, I examine the differences between the minorizedsign language and the dominant spoken visual-gestural language which are not taken intoaccount by any court agents and the challenges and hindrances that this unawareness poseson communication in judicial settings. I will particularly focus on the power imbalancesthat have been described for court settings, which are intensified for sign-language users.


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