Es común identificar al juego con diversión, satisfacción y ocio, es normalmente evaluado positivamente por quien lo realiza. Sin embargo, los factores de incidencia del juego son mucho mayores, a través del juego las culturas transmiten valores, normas de conducta, se resuelven conflictos, educan y desarrollan múltiples facetas de personalidades. Muchos autores, como Chaloner (2001), Marcos (1987), Vygotsky (1977), Roopnarine y Johnson (1994), Drewes (2005) y Haworth (1964), entre otros citados en el presente trabajo, bajo distintos puntos de vista, han considerado que el juego es un factor importante y potenciador del desarrollo, especialmente en su etapa infantil.
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