Ana Carolina Maldonado Fuentes, Pedro Sandoval Rubilar
La educación constituye un vector estratégico para el desarrollo del país, siendo la formación del profesorado un ámbito de particular atención, ya que se asume que mejores profesores se vincula con mejores logros de aprendizaje en el sistema. No obstante, se trata de un proceso complejo, en cuya trayectoria se van forjando representaciones sobre lo que significa “ser profesor”. El presente trabajo pretende indagar respecto de cómo se configura este quehacer profesional durante la Formación Inicial Docente, específicamente en la tarea de evaluar los aprendizajes, pues para que el profesorado pueda desarrollar habilidades en su futuro profesional requiere haberlas vivenciado durante su formación. En coherencia, mediante una metodología cuantitativa y una Escala tipo Likert (α=0,67), se exploraron las opiniones de 41 estudiantes de Pedagogía Básica respecto de cómo ha sido su experiencia antes y después de la recolección de información para la evaluación. Los resultados evidencian que han experimentado transparencia en la explicitación de criterios de evaluación, retroalimentación y uso de variados instrumentos; observándose menor acuerdo en la participación del estudiantado como agente evaluador, tanto durante el proceso como al momento de la calificación. Esto invita a reflexionar sobre el cambio de enfoque requerido desde el modelo teórico de evaluación de aprendizaje, dado que tradicionalmente la evaluación ha estado asociada a la función social y al control del profesorado, lo que ha conducido a una pérdida de foco en el aprendizaje, aspecto directamente vinculado al mejoramiento de la calidad de la educación.
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